El miedo a la muerte es natural; bien sea perder la vida propia o ver partir a un ser querido, es un temor que cuesta si quiera imaginar. Con la llegada del Coronavirus la situación se torna aún más difícil cuando alguien fallece: funerales muy breves, con asistencia reducida, distanciamiento obligatorio que impide un abrazo de condolencia, poco tiempo para estar con el ser querido que ha partido.
Y la situación es más dolorosa aún para quienes pierden a un ser querido contagiado con Coronavirus: no hay funeral. El paciente entra a un hospital y en caso de fallecer, su cuerpo en un máximo de seis horas es sometido a exámenes post-mortem, se hace un proceso de embalaje del cuerpo con todas las medidas de protección y se notifica a la compañía de servicios funerarios para su disposición final por medio de cremación, cumpliendo así con los lineamientos tanto del Ministerio como del Instituto Nacional de Salud. Ninguna persona tienen la posibilidad de volver a ver a su ser querido aún después de fallecido, pues su cuerpo es trasladado bajo estrictas medidas de seguridad a un horno crematorio. Días después, convertido en cenizas, llega a las manos de sus familiares que no tuvieron la oportunidad de darle un último adiós.
En Italia, Lorenzo Musotto, integrante del Partido Demócrata de ese país, desarrolló una iniciativa denominada ‘El derecho de decir adiós’, compraron tablets y las donaron a un hospital, para que los pacientes crónicos pudieran despedirse de sus familiares por medio de una videollamada.
La situación no es fácil, en absoluto, por lo que prevenir el contagio debe ser la prioridad en cada hogar. El Gobierno Nacional ha tomado medidas para reactivar gradualmente las actividades económicas como respuesta a las necesidades de subsistir y es totalmente comprensible. Sin embargo, está en manos de cada ser humano mantener más que nunca, todas las medidas recomendadas por los expertos para evitar el contagio: lavado constante de manos, uso de tapabocas, distanciamiento social, desinfección de productos que se ingresan al hogar desde tiendas o supermercados, desinfección de zapatos al regresar de la calle, lavado de ropa que se ha usado en el exterior.
Ahora bien ¿es absolutamente necesario salir? Si usted estuviera contagiado, ¿a cuántas personas les habría transmitido el virus en la última semana? La invitación es a que, sin necesidad de decretos o comparendos, reduzca las salidas de casa al máximo posible. Usted es el principal responsable de su salud. Por amor propio y a su familia, por una larga vida, por un último adiós en calma, evite el contagio.
#UstedYyoSalvamosVidas