Por: Norma Bejarano. Psicóloga – Sexóloga. IG @normasexologia020
La pregunta del titular apunta a una de las cuestiones más populares que recibimos los sexólogos a través de los medios de mensajería. Y aunque realmente masturbarse es una práctica ampliamente saludable, todavía se engordan los mitos de antaño que le impiden echarle mano de una vez por todas a este loable acto de amor propio.
Según estudios, hombres y mujeres se masturban con asiduidad o en promedio de 2 a 4 días por semana. Las motivaciones son variadas, muchas personas acuden a un encuentro consigo mismas por fantasía, gusto, placer, para calmar el estrés, por salud, y porque hay tiempo. La masturbación significa cosas diferentes para todos. Pero no necesariamente representa cosas negativas. De hecho, la autoestimulación incentiva el flujo sanguíneo, libera neuroquímicos que tienen efecto relajante, ayuda al dolor y el desazón, patrocina el sueño, etcétera.
¡”Filosofando la masturbación”!
Algún día de 1877 el filósofo Nietzsche, visitó al médico para ver como éste podría ayudarle con sus problemas anímicos. En principio el Dr. Eiser, le prohibió la lectura y la escritura, receta que no ayudó mucho a su paciente. Posteriormente, un amigo del filósofo fue a donde este médico y retroalimentó el diagnóstico sugiriendo que la causa del malestar de Nietzsche era el “Onanismo” (masturbación o autoerotismo), razón por la que no encontraba pareja ni accedía a una sexualidad “normal”; pues se le atribuía al acto del “yo con yo” todo tipo de males, entre esos: irritabilidad, carencia de sentimientos, falta de respeto a sí mismo, holgazanería, pérdida de memoria, estupidez, asma, y hasta cáncer. Añado a la lista unas cuantas necedades más como ceguera, esterilidad y pelos en la mano.
A Nietzsche eso no le gustó, tal vez para él, la masturbación y la filosofía podían ir de la, o en la mano. Ambas son benéficas para la humanidad; motivan, activan emociones, amplían la mente, refuerzan el imaginario, alimentan el deseo, excitan, inspiran, nos crean una intimidad introspectiva, responden dudas, y nos ayudan a tomar decisiones sensatas.
¡Masturbarse frecuentemente no es malo (ni pecado)!
Al inventario de creencias distorsionadas contra la práctica autoerótica se le suman unas más modernas cargadas de cálculo y economía; como que genera disfunciones sexuales, limita la capacidad de desear, baja la energía, bloquea la mente y largo etc. Masturbarse es salud, alimenta la idoneidad deseante, fortalece las maquinarias, facilita el control orgásmico, nutre el imaginario erótico, entre otras bondades. No es malo en términos morales ni científicos; no embrutece, enloquece, o daña. Salvo casos extremos o asociados a trastornos neurológicos, del estado de ánimo, o lesiones ‘in situ’ (irritación, dolor). Masturbarse, como todo en la vida requiere de sentido común y autoobservación. Si usted cree que esta conducta le está impactando negativamente su cotidianidad ya que prefiere más autoplacerearse que ir a trabajar, salir a comer, compartir en familia, tocar a su pareja; la usa como medio para maquillar malestares, o nota que debido al estilo (presión, ritmo, velocidad) y rutina de su práctica le está costando la satisfacción al no alcanzar el nivel del estímulo que su mano o un vibrador le proveen, entonces, es momento de consultar para evaluar, afinar o anular hipótesis, reeducarse al respecto y adoptar nuevos hábitos.
Por último, la masturbación posee sentido. No es un mero alivio para resolver la soltería o la soledad, no indica una mala manera de llevar la sexualidad, ni insinúa estar insatisfecho con la pareja, entre otras cosas. Es una erótica importante y educativa.