Bárbara Bush, exprimera dama de los Estados Unidos, dijo alguna vez: «Clinton Mintió. Un hombre puede olvidar donde aparcó el coche o donde vive, pero jamás olvidaría una mamada». Vaya uno a saber por qué Mrs. Bush dijo eso. Este no es un artículo para despotricar de añejas aventuras expresidenciales, así que, boca o en mi caso, mano a la tarea.
La erótica oral indica muchas cosas, desde tener conversaciones eficaces sobre el tema; «hablar sucio» en la cama; hasta estimular con la boca, los labios, el cuerpo o los genitales de la pareja.
La felación es una variante de los encuentros sexuales y para nada un asunto intrascendente, requiere buen gusto y arte para que sea inolvidable. Así lo constató Pablo Picasso, quien dejó el registro de una sesión oral imborrable en un autorretrato: «La Douleur» (scène érotique), obra que ha posado en el Met de Nueva York.
¡El ‘objetivo’ es el glande no todo el pene!
Dicen las buenas lenguas que en el fellatio (felación, mamada, o sexo oral a los genitales masculinos), el ‘objeto’ a introducir en la cavidad oral no es todo el pene sino el glande, ahí está el quid del asunto por ser una zona sensible; la cabeza del pene es la culminación del cuerpo esponjoso.
Al estimularlo con boca, labios y lengua tengan en cuenta el frenillo, la corona y debajo de esta el surco balanoprepucial y por supuesto, el meato urinario. Todo esto puede ir al inicio si quiere una excitación y orgasmo rápido, pero es mejor al final, luego de paladear sin premuras, ano, perineo, testículos, tallo, para que sea una poderosa faena. Los movimientos y demás muestras deben ser creativas y generosas. Siempre con apetencia y por placer.
El mejor tip: ¡entusiasmo!
Cuenta el lingüista Alberto Bustos, que el sustantivo «entusiasmo» (clave en el sexo oral) proviene del Griego ‘enthousiasmós», que significa: «rapto divino», «posesión divina», «aspiración divina». O sea, hacer algo de manera gloriosa. El fervor, antes que todo un manual de técnicas, es lo que manda la parada en la mamada. El hombre es visual en principio, por lo que al observar el ímpetu con el que la pareja degusta su falo, mientras siente una agradable estimulación, y una buena conexión, aumentará su excitación. Así puede que algún día se olvide de su auto, pero nunca de su ‘felatriz’.
¡Algunas consideraciones para llevar!
-El sexo oral es agradable, hay gente que le pone el alma, pero no es para todo el mundo. Genera reticencia en algunos la higiene. A una buena cantidad de personas le da repelús el olor del pene y sus respectivos fluidos, así no habrá esencia o lubricante de sabor que ayude.
-El aseo, con agua y jabón, es fundamental. Los genitales no tienen porqué oler mal. Sí, tienen un olor característico, pero no para despedir fetidez, a no ser que haya algo puntual, ejemplo, infecciones.
– El arte de felar lo descubre cada persona, hay reglas de cortesía generales, pero no se guíen del porno, realmente la práctica demanda genio y figura.
– No es una erótica de sometimiento. De hecho, pregúntese, ¿quién es la persona que en ese momento detenta su más preciado bien?
-La felación no es cuestión de amor, si su pareja no le practica sexo oral no significa que no le ame, solo no le apetece puntualmente esa erótica.
-El sexo oral reanima una erección, hay hombres que se estimulan de esta manera por las diversas sensaciones físicas y psicológicas.
-La oralidad en el sexo requiere protección y sentido común para evitar riesgos.