Era Douglas el zapatero

Momento que los investigadores de la Sijín realizaban el levantamiento del cuerpo. Foto: Hélmer Parra/Q’hubo.

REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com

El hallazgo de un cuerpo en un potrero ubicado en la calle 60, entre los barrios La Floresta y Varsovia, llamó la atención de los residentes del sector, pues se trataba de un hombre muy conocido en la zona. Correspondía a Douglas Rico Pinto, un personaje muy querido y que creció en el Jordán primera etapa. 

El hallazgo 

Hacia las 10:30 de la mañana, un joven que sacó  a su mascota a hacer sus necesidades, vio el cuerpo sin vida de un adulto mayor en un potrero, muy cerca de donde construyen unas torres de apartamentos.  

El hombre llamó a las autoridades y hasta el lugar llegaron los uniformados de la Seccional de Investigación Criminal de la Sijín de la Policía Metropolitana, quienes efectuaron la inspección técnica al cadáver. Al parecer, el hombre falleció por un infarto, no obstante, será el Instituto de Medicina Legal el que determine la causa de su muerte. 

¿Quién era?

Q’HUBO indagó en el lugar y habló con varias personas que conocían al difunto. Indicaron que se trataba de un hombre de 71 años de edad, hijo de una profesora que llegó a vivir a la manzana 12 casa 1 del Jordán primera etapa en los años sesenta y que tuvo cinco hijos. 

Douglas trabajó durante muchos años como zapatero, labor con la cual se hizo muy conocido en Ibagué. Él creó las conocidas zapatillas, sandalias o chancletas Douglas, que eran diseñadas en cuero, similares a las Sinderel que se traían de Estados Unidos. 

Ese calzado fue muy apetecido por muchas mujeres en la ciudad, que buscaban a Douglas en el Jordán primera etapa, donde tenía su propio taller. 

Asimismo, se conoció que vivió con una señora con la que tuvo su única hija, que hoy cuenta con más de 30 años de edad y que reside en el sector. 

Desgracia familiar 

En la década de los años noventa un hermano de Douglas se vio involucrado en temas de narcotráfico y fue asesinado. Otro de sus hermanos murió degollado a manos de otro de sus allegados dentro de la casa familiar. Este tema, al parecer, lo llevó a consumir marihuana y empezó a vivir en las calles.

Durante varios años, a Douglas lo reconocían porque mantenía con un cuchillo y se enfrentaba a los ‘pillos’ que transitaban por el barrio y generaban temor. 

Con el pasar de los años se dedicó a hacer mandados en el sector. “No le quitaba un peso a nadie, era tranquilo, nunca fue temperamental. Fue una persona callada y sonriente. Tuvo una época donde se ganaba la vida recogiendo basura, podando árboles, arreglando jardines, ahora último recibía dinero de las personas”, contó un conocido.

Asimismo, dijo que Douglas pasaba las noches en la Iglesia San Juan Bautista del Jordán primera etapa, donde sus amigos de la infancia que aún sobreviven, le daban comida y dinero para suplir sus necesidades básicas. 

El último trabajo

El último trabajo que se le conoció y con el cual ganaba dinero, fue cuando le ayudó al artista Ólmer Rojas en su taller en el barrio Jordán. Le ayudaba a pulir y ahí sufrió un accidente que lo dejó con un ojo ‘reventado’, motivo por el cual usaba gafas. 

Noticias Recientes

Suscríbete

Recibe contenido diario con nuestra suscripción mensual.

Danos tu opinión