Entre lomas y recargas de celular: así de berraco es estudiar en zona rural del Tolima

«Uno siempre tiene que luchar por la meta así toque a la distancia. Así sea estudiar virtualmente o normal, hay que aprovechar las oportunidades y seguir mirando hacia adelante. Quiero ser un contador o un empresario”

LAURA MARTÍNEZ H. En lo más alto de una montaña, ubicada en zona rural de Rovira, se construye el sueño de un joven de 16 años que, en medio de la emergencia sanitaria y todas las dificultades, busca la forma de continuar con sus clases para convertirse en el empresario que tanto anhela.

Un gran ejemplo
En tiempos normales, Erizen Iván González se gastaba tres horas de recorrido desde la vereda Limoncito, donde vive, hasta la Institución Educativa Técnica Felipe Salame, de Rovira, donde cursa décimo grado. Su jornada empezaba a las cuatro de la mañana, cuando después de alistarse emprendía camino hacia el colegio para llegar a las 7:00 a.m. y comenzar su horario académico. Erizen, se ha esforzado todo el tiempo por alcanzar su sueño de convertirse en empresario y el nuevo Coronavirus no lo ha desligado de ese ideal, pese a las dificultades. “Ahora con la educación a distancia debo caminar 20 minutos hacia una loma en la que hay mejor señal para recibir y enviar las tareas. No siempre me puedo conectar porque a veces no consigo para la recarga, pero cuando lo hago aprovecho el tiempo para adelantarme en todo lo de las clases”, comentó el adolescente.

Contra todo riesgo

Entre la zona boscosa y pasando por lugares oscuros y peligrosos, Erizen afronta el desafío de avanzar en sus estudios, dado que no tiene ni computador, ni acceso a Internet para participar a diario de sus clases. “Mi familia vive de las cosechas de yuca, plátano y café, entonces yo les ayudo con esas labores. Cuando conseguimos la plata para la recarga de los datos, voy al alto para adelantarme en mis estudios y también para enviar las tareas de mi hermano que está en segundo de primaria y yo soy el que le explicó todos los temas que va viendo en el colegio”, añadió el jovencito.


Con su trabajo en el campo, el estudiante adquirió el celular que usa para el desarrollo de sus actividades escolares. Aunque el dispositivo es de gama baja, se siente orgulloso de tenerlo porque lo compró con ‘el sudor de la frente’. “Me costó mucho trabajo conseguirlo, pero lo hice porque en realidad lo necesitaba. Mis papás me ayudaron con lo que pudieron, pero para reunir la plata tuve que pasar muchas horas de trabajo y gracias a Dios es lo que me ha servido para no atrasarme en el colegio porque de lo contrario, estaría grave sin poder estudiar”, aclaró Erizen, quien aprovechó la entrevista con Q’HUBO para solicitar el apoyo de las personas para adquirir un computador o la ayuda en recargas para su celular, pues en ocasiones dura hasta tres días sin ir a la montaña debido a que no encuentra los recursos para poder acceder a Internet. “Hay recargas que me duran seis días, pero me toca distribuirlas para subir al menos una hora diaria a la loma. Me toca llamar de un lado al otro para conseguir los minutos y preguntarle a los compañeros que dijo el profesor, pero eso al final es ganancia porque yo quiero sacar a mi familia adelante y con la compañía de Dios”, concluyó.

Recuerde: Las personas que quieran apoyar a Erizen con recargas para su celular o ayudarlo a conseguir el computador que tanto anhela, pueden contactar al joven a su teléfono: 3133587384.

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