En La Pola dos ocobos están secos y esperan aval para su tala

La comunidad teme que los vientos o la lluvia hagan caer dos ocobos que están casi a la deriva.

Habitantes del barrio La Pola parte baja completan más de tres meses esperando a que Cortolima les otorgue el permiso para gestionar la tala de dos árboles que representan un peligro para tres familias del sector.

María Varón Rincón, a quien el año anterior la caída de un árbol la dejó sin electrodomésticos y le tumbó una parte de su vivienda, no quiere repetir la historia.

Según ella, a principio de año los vecinos gestionaron para que personal de Cortolima revisara dos Ocobos que están en espacio público y en riesgo de caer.

Añadió que los mismos colaboradores de la Corporación les recomendaron que gestionara la tala, pues las especies se estaban secando.

Los secaron

“Además, unas personas quitaron la vegetación que tenían alrededor y poco a poco el barranco se ha ido desmoronando. La vez pasada un guacharaco enorme cayó sobre mi casa y me dañó la nevera, la estufa y la lavadora. Después del incidente, ningún funcionario se apareció por acá. Solo pudimos reemplazar la nevera y la estamos pagando a cuotas”, dijo la afectada.

Aunque la mayoría de los habitantes de la zona cuidaban a los ocobos como ‘las niñas de sus ojos’, informaron que unas personas no estaban a gusto con ellos y les echaron veneno. Con tristeza, los vecinos piden que los talen. 

“En abril llamé a Cortolima y me dieron un correo electrónico. Solicité el permiso para la tala y hasta el momento no me han respondido el mensaje, ni me han llamado. Necesitamos el documento porque Ibagué Limpia se comprometió a ayudarnos con la tala. Nos da mucho pesar, pero es mejor evitar una tragedia”, puntualizó la señora María, una lectora fiel de Q’HUBO.

Talaron 30 árboles

Tras una visita técnica a la finca Las Palmitas, en la vereda El Gallo, en el Cañón del Combeima, personal de Cortolima encontró que el propietario del predio adelantaba la adecuación de una vía carreteable para la cual efectuaron movimiento de tierra y la tala de al menos 30 árboles de especies como Yarumo, Arrayán, Guadua y Helecho macho.

Ante el caso, Rodrigo Herrera, subdirector de Calidad Ambiental de la Entidad, señaló: “La  tala de los árboles sí corresponde a un delito ambiental (…) la Oficina Jurídica de la Corporación inició un proceso administrativo contra el presunto infractor para determinar el tipo de sanción que se debe aplicar”. El hecho fue denunciado por habitantes de la zona.

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