Redacción Q’hubo – qhuboibague@gmail.com
Por años, Ibagué ha oscilado entre los primeros puestos de las ciudades con mayor índice de desempleo a nivel nacional y reducciones que la llevan a ubicarse en un punto medio en comparación con otras capitales. Sin embargo, lo que tiende a pasarse por alto es el porcentaje de desocupación juvenil. Se consideran jóvenes las personas entre los 15 y los 28 años, y por ocupación se entiende la vinculación tanto al sistema educativo, como al mercado laboral.
En ese sector poblacional, la tasa de desocupación suele ser más alta que en el resto de la población, situación a la que Ibagué no ha sido ajena. La falta de oportunidades de acceso a educación superior y a vinculación a empleos formales, con todos los beneficios de ley, continúa siendo un drama para la juventud en la ciudad. Q’HUBO consultó con expertos en la materia y con jóvenes de Ibagué cuál es la realidad detrás de las cifras.
Complejo panorama
El más reciente reporte trimestral de empleo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, reveló una leve alza en la cifra de ibaguereños desocupados. El porcentaje de desempleo en la ‘Musical’ fue de 14,2. La ciudad se ubicó en el décimo lugar entre las capitales analizadas. Por su parte, el índice de informalidad llegó al 49,8%. Esto quiere decir que de las 194 mil personas económicamente activas en la ciudad, casi 97 mil se dedican al denominado ‘rebusque’.
Hay otro índice que preocupa. En Ibagué el 24,3% de los jóvenes entre 15 y 28 años no están vinculados al mercado laboral, ni se están formando para hacer parte de él. Frente a estas cifras Jorge Renza, director del Observatorio de Empleo de la Universidad del Tolima, resalta que dentro de la cifra de desocupación juvenil, se debe considerar otro subregistro: el de los denominados ‘ninis’, jóvenes entre 18 y 24 años que no estudian, ni trabajan. De acuerdo con el experto, este grupo podría superar las 12 mil personas en la ciudad.
Renza afirma que contrario a lo que se piensa, no necesariamente se trata de jóvenes de escasos recursos o sin acceso a estudios, pues muchos ninis han alcanzado la universidad. Asimismo, explica que hay ninis coyunturales, que se han quedado sin empleo o han abandonado sus estudios por circunstancias externas; y ninis estructurales, quienes llevan más de un año inactivos. “Las condiciones de los hogares juegan papeles importantes en las determinaciones que toman los jóvenes”, acota.
Por otro lado, el director del sistema de información y docente advierte que el panorama de exclusión laboral es más alto para las mujeres jóvenes y que no necesariamente un incremento de jóvenes ocupados es algo alentador. “La tasa de informalidad en jóvenes es alta y los condena a vinculaciones en empleos de baja calidad, con salarios bajos, sin protección social y con contratos cortos”, precisa Renza.
‘Fuga’ de talentos
Diego Fernando Ramírez, catedrático del programa de Economía de la Universidad del Tolima, indica que la brecha de desempleo juvenil en Ibagué es alta en comparación con otras ciudades del pais, a pesar de la reducción significativa. También señala que en parte esto se ha debido a la ‘expulsión’ de población joven con estudios superiores.
“Los jóvenes profesionales no encuentran trabajo y ese fenómeno ha llevado a un proceso migratorio a ciudades como Bogotá, donde hallan alternativas de empleo. Es desafortunado porque se pierde todo el esfuerzo que se hizo en formarlos. Uno pensaría que eso tiene un efecto remesa: se van, trabajan y envían dinero, pero eso no es tan positivo porque escasean algunas actividades”, explica Ramírez.
El docente y economista, además, asegura que aunque los gobiernos Local y Nacional puedan ver los descensos en las cifras de desempleo como algo alentador, la realidad es diferente. También precisa que aunque muchos jóvenes salgan de la informalidad, esto se debe más a condiciones de reglamentación laboral, que a mejoras en las condiciones.
Para los jóvenes es complejo
Ángela Dayana Ballesteros tiene 20 años. A su corta edad ha laborado en diferentes actividades, pero asegura que en ocasiones la exigencia no es acorde con la poca experiencia laboral. La joven trabaja en el área de confección y manejo de máquina plana, gracias a una formación en el Sena, pero sus vinculaciones se dan de manera informal, por días. “Ese ha sido mi desvare, aquí en Ibagué siempre se necesitan operarios”, asegura.
Varias de sus amigas se han dedicado al ‘rebusque’ en temas de estética y belleza, y otras han conformado hogares y se dedican a ello de tiempo completo. Resalta que la gran mayoría de jóvenes que conoce obtiene empleos en sectores como comercio, fábricas, construcción y ventas por comisión, pero sin contrato ni prestaciones. “Las oportunidades para los jóvenes son pocas. Si para los adultos no es fácil, menos para nosotros”, agrega Ángela, quien pensaba estudiar psicología o comunicación, pero asegura que ha pensado en otra opción, pues considera que algunas carreras “se han devaluado”.
Otros datos
– En el período más reciente, solo cuatro jóvenes en el Tolima fueron contratados bajo la Ley de Primer Empleo que beneficia a empresas que vinculan a menores de 28 años.
– El período que suele dárseles a las mujeres jóvenes para encontrar su primer empleo suele ser más corto. Las que no se han vinculado formalmente por primera vez a los 25 años, tienden a ser excluidas del mercado laboral.
– 74% de los ninis en Ibagué tienen al menos educación secundaria completa.
– Un estudio del programa de Economía de la Universidad del Tolima reveló que al menos un tercio de sus egresados se fue a laborar fuera de la ciudad.
– Hay una desconexión entre la oferta de programas en las universidades y las necesidades del mercado laboral. No se forman jóvenes para lo que más se demanda.
– Cada vez hay jóvenes más preparados, pero con condiciones laborales más precarizadas.
Tome nota
Una de las razones por las que ha reducido el número de jóvenes en edad productiva en la ciudad, es que el promedio de edad de los ibaguereños está aumentando con los años.
Cifras
– 33% de los profesionales formados en Ibagué se van de la ciudad en busca de mejores oportunidades.
– 70% de un salario mínimo es el promedio de lo que devengan los jóvenes.