Un colectivo de apicultores busca defender los polinizadores y ecosistemas en el centro del país. Hoy, en el Día Internacional de las Abejas, sus miembros trabajan para que ellas estén más Vivas que nunca.
Los defensores de las abejas continúan con su lucha de protección a estos insectos que dan vida a la Tierra gracias al proceso de polinización, y hoy, en el Día Internacional de las Abejas, se espera que el Estado en algún momento atienda sus reclamos.
Esta lucha para salvar a las generadoras de vida la cumple en el país el colectivo Abejas Vivas, del que hace parte el apicultor tolimense Yecid Antonio Arboleda Monroy. Él cuenta a EL NUEVO DÍA el trabajo que desarrolla con sus compañeros para protegerlas.
“Buscamos defender a las abejas y a todos los polinizadores, de los agrotóxicos, fungicidas y todo el veneno que el Estado permite que se riegue sobre las tres cordilleras, veneno que luego baja a las fuentes hídricas y acaba con los animales, con toda la biodiversidad», expone.
Y añade: “Hace un tiempo nos hundieron un proyecto de ley, pero volvimos con otros senadores, con quienes buscamos se controle el uso de agrotóxicos en las cosechas, y, si es posible, que no los usen, porque también nos estamos envenenando y de ahí surgen muchas enfermedades”.
No solo es la miel
Abejas Vivas nació hace cuatro años en Guasca (Cundinamarca), luego de una reunión sostenida por apicultores de todo el país para tomar las primeras medidas de protección sobre los ecosistemas y, por ende, a las abejas.
“Lo más importante que tienen para el ecosistema es la polinización de los cultivos, porque cuando una abeja visita una flor y la deja bien fecundada, se genera un fruto de calidad y sale una mejor semilla. Al dar una buena semilla, nace una mejor planta, es toda una cadena”, explica Arboleda.
E indica que “luego aprovechamos sus productos, como ahora la apitoxina, que la usan los científicos para controlar el Sida y otras enfermedades. Ya hay médicos especializados en apiterapia y formulan productos que previenen enfermedades.
No más veneno
Este apicultor, quien es, además, oficial retirado del Ejército, espera con el colectivo que se elimine definitivamente el veneno que se esparce sobre los cultivos.
“Tengo un mensaje: ‘El futuro está en el pasado’. Si volvemos a cultivar como antes vamos a defender todos los ecosistemas del mundo. Mi abuelo Marcos nunca usó herbicidas en sus cafetales, siempre los mantenía bajo sombra, y ese café dio fama a Colombia en el mundo.
“Pero luego, vino la Federación, destruyó y tumbó árboles para meter otras variedades, regalaron a los campesinos abonos y los acostumbraron a las fumigaciones y todo fue un mecanismo comercial, para después venderlos a los campesinos, que, además, los llevó a la ruina”, dice.
El sufrimiento para los apicultores también radica en que las abejas no sobreviven mucho tiempo en la región Andina, debido a las aspersiones donde se cultiva, por lo que tuvieron que trasladar los apiarios a las zonas costeras y a los llanos, por supuesto, con costos elevados para ellos.
Más beneficio al humano
Con los estudios elaborados sobre las abejas, se ha encontrado nuevos productos y propiedades para la salud de la humanidad, uno de ellos es la jalea real, de la que las nodrizas alimentan a su reina en la colmena.
“Nos dimos cuenta de que el alimento base para que una reina ponga más huevos es la mezcla hacen las nodrizas para producir la jalea real. Es un alimento tan nutritivo que hace que el huevo se desarrolle mejor y se convierta en una reina y esa reina, en época de cosecha, pondrá entre dos mil y tres mil huevos diarios, eso es una muestra del valor nutritivo», añade.
Finalmente, este defensor de la naturaleza pide también a los ibaguereños tener más conciencia ambiental y que no destruyan los enjambres ni los quemen. También acude a los bomberos y a la Alcaldía por mejores métodos para atender las emergencias que se generen ante la presencia de estos insectos en la ciudad.