¡El traicionero efecto del alcohol en la sexualidad!

Suministrada/Q’HUBO.

Norma Bejarano.  Psicóloga-Sexóloga. 

Shakespeare en su obra  Macbeth, afirma el doble papel del alcohol (en la sexualidad). En una escena se aprecia el siguiente diálogo: “Pues a decir verdad, estuvimos empinándola hasta el segundo toque del gallo; y la bebida, mi señor, provoca estas tres cosas:  la nariz roja, la orina y el sueño. Provoca y no provoca la lujuria: provoca los deseos, pero hace flojear la representación (ejecución). Excita y al tiempo la desinfla; (…); la sube y no la sube”. 

Pasa que al tomar unas cuantas copas nos sentimos eufóricos y cachondos. Cinco copas más tarde nos vamos a la cama excitados, enérgicos, alegres. Pero, estando en la refriega, se cumple el dicho: “la imaginación desea, lo que los cuerpos cavernosos no pueden cumplir”. Y sí, el alcohol ese poderoso depresivo del sistema nervioso central, nos ayuda en el proceso de desinhibición, y a la vez relentiza la respuesta sexual en sus fases de excitación y orgasmo. Así las cosas, el alcohol da cuenta de que nos sentimos con mayor deseo de contacto íntimo,  no por estar genital ni neuroquímicamente más estimulados, sino por estar mentalmente más importaculistas.

¡Afectación de la respuesta sexual!

En dosis moderadas el alcohol es buen patrocinador de los encuentros amatorios. Tomar un par de cervezas o copas de vino facilita el disfrute sexual. Aunque si el dios Baco nos quita la voluntad surge la paradoja que nos lleva a sentirnos arriesgados, pero con dificultades para lubricar, erectar o alcanzar el orgasmo. Muchas personas consideran la ingesta de alcohol en pequeñas dosis como un poderoso estimulante sexual pues maximiza el deseo; pero así como aumenta las ganas, bloquea otras zonas del cerebro implicadas en la respuesta sexual, dificultando el coito, comprometiendo el placer y la satisfacción sexual. 

¿Uno al año no hace daño? 

Los efectos del alcohol se determinan por el volumen ingerido y las formas de beber. Diversas investigaciones han demostrado lo que ocurre con las dosis que se toman. 

 Dosis pequeñas (1 a 2 copas) hay facilidad para el contacto social, se alejan temores, se relajan tensiones, bajan las resistencias morales. Hay más oportunidades de seducir, etcétera. En la mayoría de mujeres puede haber respuesta orgásmica,  en los hombres puede notarse una eyaculación más demorada (con implicaciones). 

  Dosis moderadas: No todo el mundo reacciona de la misma manera. Sin embargo pueden aparecer dificultades motoras, de memoria y del juicio. Se altera en mayor medida la etapa de excitación física, en los hombres puede haber una marcada dificultad para lograr una erección satisfactoria. 

  Dosis altas: La información científica concluye que la erección en la mayoría de los hombres es insuficiente, se presenta eyaculación retardada con encuentros sexuales nada placenteros. Y en la mujeres hay una disminución global  de la lubricación, el flujo sanguíneo en la vagina, y no se alcanza el orgasmo.

  Dosis crónicas:  Los efectos en los hombres, pueden ir desde problemas cardiovasculares, atrofia testicular, incapacidad de erección, descenso del deseo, aparición de ansiedad y depresión, y el debilitamiento de la producción testosterona y de espermatozoides. Tanto en hombres como en mujeres la excitación física se reduce, y junto a la dificultad de activar el sistema nervioso simpático, clave en el desencadenamiento del orgasmo, costará mucho más alcanzarlo. 

Beber a lo dionisíaco, incide también  en realizar prácticas inseguras, por ejemplo, pídanle a alguien en estado de embriaguez que se enfunde un condón, que evalúe riesgos o tome decisiones sexuales hacia lo que de verdad llevan el sexo y el erotismo: la felicidad, el placer y la conciencia de ser un sujeto satisfecho, y hará caso omiso. 

Norma Bejarano. Psicóloga-Sexóloga. Instagram @normasexologia020

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