ARMANDO CALLE. Desde hace tres meses, el Alcalde de Ibagué dispuso de un equipo de trabajo en el parque Andrés López de Galarza, con el fin de desarrollar un programa de atención para habitantes de calle, mujeres que se dedican a la prostitución y comunidad Lgbti. Medicina general, odontología, enfermería y aseguramiento son algunos de los servicios a los que ha accedido esta población.
Historia. No se puede hablar del parque Galarza sin recordar las artesanías que se instalaban ahí o las atracciones mecánicas que funcionaron en el lugar durante años y que reunían a generaciones entera. No obstante, la drogadicción, la inseguridad y múltiples actos vandálicos han desmantelado este patrimonio y lo convirtieron en el ‘paraíso perdido’ de los escenarios ibaguereños. Así pues, decidí visitar esta zona para evidenciar qué queda del ayer que se recuerda con una sonrisa y el hoy de quienes frecuentan este sitio.
“El parque ha cambiado mucho, está bonito y ya no es como antes que nadie se acercaba aquí por el olor a marihuana o el temor a ser atracado. Aunque la presencia de habitantes de calle es progresiva, ya llegan más clientes y uno puede respirar aire fresco”, me contó Rosendo Ipus, un tejedor de atarrayas que se ubica hace ocho años en una esquina del sector.
La vivencia. Los libros son la puerta de ingreso a la cultura y en los alrededores del Galarza hay más de 10 casetas en las cuales se comercializan textos de todo tipo. El buen estado de las zonas verdes y las actividades que se originan desde la casa Cinestratos son algunas de las alternativas que contribuyen al desarrollo de este sector, estigmatizado por el alto flujo de personas en condición de calle.