Como el paisaje de los Alpes, el último año vivido por el ciclista colombiano Rigoberto Urán ha estado lleno de altibajos: desde estar postrado en un hospital tras una grave caída en la Vuelta a España y pensar en la retirada a estar peleando actualmente por el podio en el Tour de Francia.
En la 6ª etapa de la última Vuelta a España, el pasado seis de septiembre, ‘Rigo’ sufrió una dura caída y el antioqueño, de 33 años, se lesionó en un pulmón, además de romperse la clavícula y la cápsula izquierda.
Tardó varios meses en poder subir de nuevo a una bicicleta y confesó a sus allegados que no tenía la motivación para seguir con su carrera. «Como estaba el año pasado, que fue muy complicado, yo estaba para dejar el ciclismo», recordó esta semana durante la segunda jornada de descanso del Tour.
Pero lo que siente por la bicicleta le hizo replantearse su situación: «Sigo disfrutando de salir a entrenar con la bicicleta, de competir, de sentir el cariño de los aficionados y cuesta dejarlo cuando mantienes la pasión por algo».
Después llegaría la pandemia del Covid-19, que paralizó todas las competiciones ciclistas, y el confinamiento. Un nuevo obstáculo que le hizo pensar que quizás ya no estaba para luchar en el ciclismo de élite.
«Obviamente al principio del año no pensaba estar acá, pero en los últimos meses estaba pedaleando bien y me sentía bien».
A Urán también le sirvió su experiencia para sobreponerse a la exigencia que supone el deporte de alta competición: «Cuando haces parte de un equipo en el Tour de Francia hay presión, hay nervios».
Pasión por la bicicleta
«Pero cuando has vivido tantas cosas en tu vida y cuando sabes que el deporte no es ahora mi prioridad o mi felicidad, aunque lo respeto muchísimo y el ciclismo me ha dado muchas cosas en mi vida, lo que trato es de hacerlo lo mejor posible en cada carrera y de que los resultados no me afecten demasiado».
«Eso es lo que me ha permitido que de nuevo esté disfrutando de volver a estar en una gran competencia, de estar de nuevo con los mejores en las montañas» y mantener la pasión por este deporte, lo que «te hace llevarlo todo mucho más fácil».
Tercero en la clasificación general en la última semana del Tour, a 1:34 del líder, el esloveno Primoz Roglic, y a 54 del segundo puesto, ocupado por el joven Tadej Pogacar, el nativo de Urrao no renuncia a acabar de nuevo en un podio en una gran vuelta (ya lo hizo dos veces en el Giro, en 2013 y 2014 y una en el Tour, en 2017) e incluso, si se dan las circunstancias, tratar de ganar su primera vuelta de tres semanas.
«Las ambiciones son grandes», admite el pedalista, patrón de la formación estadounidense Education First y ejemplo para sus compañeros.
«Tiene mucha experiencia, ya ha hecho podios en grandes vueltas, maneja muy bien todo y sabe correr muy inteligentemente», dice de él su compatriota Daniel Martínez, vencedor de la etapa del pasado viernes, con final en el Puy Mary.
Correr por sensaciones
«Es muy tranquilo. Nada le estresa. No entra en pánico en las situaciones complicadas. Lo perfecto para un líder», añadía el norteamericano Tejay Van Garderen, otro de los veteranos de la formación rosa, en la web del equipo.
Y ‘rara avis’ en el ciclismo actual, Urán afronta las carreras sin el potenciómetro ni otros aparatos que administran los esfuerzos de los corredores en función de unos fríos datos.
«Muchas veces me gusta quitarlos, sobre todo en la tercera semana, porque cuando vas en carrera sigues el ritmo al que te llevan», explica con ese desparpajo que le ha convertido en uno de los deportistas más queridos de Colombia.
«Ya he corrido muchas veces a sensaciones, cuando estoy para disputar la carrera como en este Tour, porque realmente ya no necesito más información y lo que trato es ir a mi ritmo».
Habrá que ver si esa manera de correr «como en la vieja escuela», como recordaba estos días en Twitter su director Jonathan Voughters, lleva al antioqueño a subir de nuevo al podio del Tour, el próximo domingo en París