«Efectos del huracán lograron sobrepasar todos los planes de acción»

Foto: Colprensa.

Una destrucción de más del 90%, es decir, de casi 1490 viviendas de las 1500 ubicadas en la isla de Providencia, destrucción de infraestructura de comunicaciones, energía y agua, y de forma preliminar un fallecido, es el balance que se conoce hasta el momento del paso del huracán Iota, de categoría cinco, por el Archipiélago de San Andrés y Providencia durante el fin de semana.

Iota alcanzó la categoría más alta de huracanes y se convirtió en el primero de esta magnitud en golpear de tal forma a las islas ubicadas en el Caribe colombiano. Muchas preguntas han surgido tras el paso de Iota, sobre todo por qué por primera vez el Archipiélago tuvo que afrontar un huracán de tal magnitud, y además, si pudo hacerse más para prevenir y afrontar el paso de este por el territorio de San Andrés.

Sobre estas dudas, Christian Euscátegui, meteorólogo de Videoclimet, le explicó a Colprensa que Iota llegó a tal magnitud y en un tiempo tan corto, pues comenzó en la noche del viernes 13 de noviembre como una tormenta tropical, se convirtió posteriormente en huracán para la noche del sábado 14 y alcanzó la categoría cinco en la mañana del lunes, debido a las condiciones particulares que encontró en el Océano Atlántico.

Euscátegui explicó que Iota pasó de una tormenta tropical a un huracán debido a que encontró un océano mucho más cálido y unas condiciones de humedad propicias para organizarse y evolucionar con vientos de mayor velocidad.

Según el experto, esas condiciones de calentamiento del Atlántico se deben principalmente al fenómeno de ‘la niña’ que vive el Océano Pacífico.

“El Pacífico tiene una situación de enfriamiento asociado a un fenómeno de la niña. Cuando se enfría el Pacífico normalmente se calienta el Atlántico y eso es lo que está sucediendo”, explicó Euscátegui. Debido a ese equilibrio entre océanos, que hace que mientras un océano está frío el otro permanezca más cálido, se ha favorecido el impacto de los ciclones tropicales que han tocado a San Andrés y a la región, como ocurrió no hace muchos días con el también huracán Eta.

“Si se diera una condición diferente de que el Pacífico estuviera cálido, el Atlántico muy seguramente estaría muy fresco y con eso la temporada de ciclones no sería activa. Normalmente cuando el Atlántico no está cálido, sino que está muy fresco, la temporada de ciclones tropicales no es tan significativa”, explicó Euscátegui sobre las razones para que Iota creciera en categorías de manera rápida.

Y es que según explicó el experto, el 2020 se convirtió en uno de los periodos con mayor actividad de ciclones tropicales en la historia. Este año ya se han presentado 31 ciclones, demostrando una temporada de huracanes activa que todavía no terminará.

Iota al alcanzar la categoría cinco pudo llegar a vientos de hasta 200 kilómetros por hora. Según Euscátegui, el centro del huracán pasó a unos 35 km de Providencia, por lo que los vientos pudieron llegar a los 150 o 200 km por hora, mientras en San Andrés esa velocidad pudo ser de entre 100 y 150 km por hora.

“¿Qué efectos tiene esto? derrumbe total de techos, de paredes que no puedan soportar esa intensidad en los vientos, el derrumbe de construcciones que tengan una estructura muy básica, daños a muelles, vegetación que es arrasada por el viento, erosión total de playas, inundaciones de diferentes zonas contiguas a la zona de costa y más en un área tan pequeña como lo tiene Providencia”, explicó el meteorólogo.

Pero, ¿pudo la isla prepararse, evitar o gestionar la emergencia de otra manera? Para Euscátegui, aunque en Colombia existe un sistema nacional para la gestión del riesgo y hay un protocolo para la atención a nivel local y nacional, los efectos de este huracán lograron sobrepasar todos los efectos de cualquier plan de acción.

César Pizarro, periodista en San Andrés, afirmó que la isla siempre había contado con la fortuna de que los huracanes se mantuvieran alejados de su región. Por algún motivo, los ciclones se dispersaban o cambiaban de rumbo y no afectaban con tal magnitud al Archipiélago. Pero con Eta y con Iota, la magnitud creció en menos de medio día y se evidenció que la isla era muy vulnerable a dichos huracanes.

Para Euscátegui, al conocer con 24 horas de anticipación que el ciclón se podía convertir en un huracán, podría decirse y pensarse que hubo un poco de tiempo para evacuar a la población. Sin embargo, señaló que es muy difícil, en términos logísticos, pensar que el total de personas de las islas pudo evacuarse en ese tiempo.

“Entrar a señalar es complejo y decirle a la gente que salga es complejo porque para dónde. Salir de allí implica o un vuelo o el tema marítimo, pero sin conocer bien el tema logístico, es difícil pensar que en 24 horas se hubiese podido evacuar a todas las personas”, aseguró.

“Un huracán no lo contiene nadie. ¿Es que acaso podemos controlar la naturaleza? Podemos atenuar, desde luego”, afirmó el periodista Pizarro, que resaltó que en realidad no había para dónde evacuar a todas las personas de Providencia.

Para Pizarro, la discusión debe centrarse ahora en la construcción de albergues reales, pues controlar un huracán es imposible, pero sí se puede establecer albergues sólidos y con una amplia capacidad que permitan recibir y proteger al mayor número de personas posibles en medio de una emergencia como esta.

“Nosotros empezamos a establecer que los albergues eran las iglesias y los colegios, que no creo que tengan la estructura para proteger vidas en un fenómeno de la naturaleza. A partir de ahora sí debemos exigirle al gobierno nacional y al gobierno municipal que construya verdaderos albergues”, enfatizó.

¿Hay más riesgos de huracanes? ¿Qué viene ahora?

El peligro aún no se ha ido, pues la temporada de huracanes termina el 30 de noviembre, lo que tampoco significa que luego de esa fecha no puedan presentarse nuevos eventos.

Según Euscátegui, ya hay una advertencia del Centro Nacional de Huracanes, pues muy cerca al Golfo de Urabá hay una formación ciclónica con una probabilidad del 40% de que en los próximos cinco días pueda convertirse en un ciclón tropical que, dependiendo de su formación, irá tomando una dirección determinada que aún no se conoce.

“En caso de que vaya hacia el norte podría volver a tener incidencia en San Andrés. Esperemos que no, pero no hay de momento certidumbre sobre de formarse hacia dónde podría dirigirse”, explicó.

Además, informó que las ondas tropicales son constantes. De hecho ya hay una entrando por el oriente, cerca a la Guajira, lo que tendrá impacto en el incremento de las lluvias en las regiones del norte y el centro del país, en departamentos como Antioquia, Santander, la costa y zonas del Chocó.

Por lo pronto, poco a poco el país comienza a conocer las imágenes de destrucción en las que quedó Providencia, que se mantuvo incomunicada por horas y a la que fue difícil llegar por los coletazos de Iota. Al tiempo, organizaciones sociales y civiles organizan campañas de donaciones que permitan aportar y apoyar a las zonas devastadas y a las miles de familias afectadas por esta emergencia.

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