El pistoletazo de salida del Mundial de Catar se saldó con una lección de fútbol dictada por Enner Valencia, el capitán de Ecuador, que asestó dos zarpazos a la anfitriona, atenazada por los nervios del evento que tanto tiempo llevaba esperando.
Catar, la única debutante en el Mundial que se celebra en su arena, fue muy inferior a Ecuador y su afición no supo aguantar hasta el final el dominio de la Tri, por lo que fue abandonando las gradas ya desde el descanso.
Así, el Al Bayt, una gigante jaima construida en medio del desierto, a las afueras de Al Khor, comenzó radiante y acabó tan desangelado como su entorno, uno de esos lugares surrealistas donde ha querido llevar la organización el Mundial.
Valencia, goleador
Sobre todo cuando enfrente tienes a jugadores que ante los grandes eventos crecen, como Enner Valencia, un trotamundos del fútbol que se pone traje cuando el fútbol se viste de gala.
De sus botas salieron los únicos tres goles que consiguió Ecuador en la que, hasta ahora, era su última cita con un Mundial y en el estreno del de Catar añadió otros dos que le propulsan a la cima de los anotadores ecuatorianos en estas citas con la historia.
El jugador del Fenerbache pudo incluso irse con más recompensa si un milimetrado fuera de juego, que tuvo que ser detectado con la lupa del VAR, no le hubiera anulado un gol anotado a los 3 minutos.
No perdió el apetito el capitán de la Tri, que al cuarto de hora ganó la espalda de la avanzada defensa catarí y fue derribado por el portero local Al Sheeb. El delantero se había empeñado en que el primer gol del Mundial fuera suyo y suyo fue cuando transformó la pena máxima.
El tanto era una evidencia y el partido ya no parecía tener vuelta atrás. Catar seguía impotente y Ecuador asomaba al área rival con más o menos peligro, con las internadas de Caicedo o, incluso de Preciado, de cuyas botas salió en el minuto 31 un centro medido al área chica que Valencia rescató de cabeza casi a ras de césped para conseguir el segundo.