Este 14 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Donación de Órganos y Tejidos, y por eso la Asociación Colombiana de Trasplantes y la Fundación Donar Colombia (Fundonar), lanzaron la campaña ‘Transformando vidas: juntos por la donación de órganos’, en la que invitan a la sociedad a redoblar sus esfuerzos para ayudar a las personas en lista de espera.
Las más recientes cifras muestran un panorama con una reducción de 37 % en el número de donantes respecto al año 2019, esto con corte al 20 de junio de 2020. Sin embargo, a pesar de la pandemia y de la situación de emergencia sanitaria, la Red Nacional de Donación y Trasplante de Órganos no se detuvo, y el número de personas a la espera de un órgano que salve su vida tampoco disminuyó.
En Colombia, aunque se ha avanzado respecto a lo que ocurría hace 10 o 15 años atrás, todavía hace falta fortalecer la cultura de la donación de órganos. Según Ximena Escobar, directora ejecutiva de Fundonar, el país se ubica en la cuarta posición en Latinoamérica en cuanto a donantes por millón de habitantes, con 10 donantes por cada millón de personas.
Sin embargo, aunque puede ser mayor a la de otros en la región, aún falta trabajar para alcanzar un número como el de España, que tiene un balance de 40 donantes por cada millón de población.
Escobar explicó que en el país hay regiones donde se dona más, como es el caso de Antioquia, Bogotá, Cali y Bucaramanga, y otras, como Atlántico, y en general la región Caribe, y Neiva, donde las cifras de donación son menores, lo que puede deberse a mitos o creencias que persisten en la gente.
Según Carolina Guarín, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Trasplante de Órganos (Acto), uno de los temas que frena a la población en las decisiones de donación de órganos es el miedo a hablar de la muerte en familia, temor que impide que se tomen decisiones conscientes e informadas por parte de las personas.
“Poner a la familia en una situación de duelo a decidir si donan o no, a pesar de que existe una ley que nos hace presuntos donantes a todos, hace que algunas familias rechacen un poco la donación”, aseguró.
Por eso, afirmó que es importante generar una cultura en la que se converse previamente sobre estas decisiones, evitando que las familias en duelo tengan que enfrentarse a una decisión tan importante en un momento de profundo dolor.
Pero Guarín también explicó que en el país hay otros mitos para negarse a la donación, como por ejemplo la creencia de que el cuerpo de sus familiares será deformado en el proceso del trasplante.
“Para nosotros el paciente donante es el más importante de todos, pues es el que va a salvar vidas. Así que nunca los entregamos deformados, hay procedimientos estrictos quirúrgicos para dejar el cuerpo tal y como nos lo entregaron y entregarlos a las familias en las mejores condiciones posibles”, afirmó.
Pero los mitos no son pocos, pues Escobar también explicó que la población cree que en la lista de espera para un trasplante se beneficiarán las personas con más dinero o con más influencia, lo que es falso, pues el sistema tiene un acceso equitativo para todas las personas sin importar el estrato social o el sistema de salud al que pertenecen.
“No hay ningún tipo de influencias a la hora de distribuir o asignar un componente anatómico, todo se hace por compatibilidad, no es porque seamos el más adinerado o el mejor amigo del cirujano, sino porque el donante sea compatible conmigo”, explicó.
Además, indicó que otras personas creen que deben pagar un valor por el órgano que reciben o por el procedimiento del trasplante. Lo que tampoco es cierto, pues el procedimiento está incluido en el plan de beneficios y el órgano es un regalo de una persona o una familia de manera desinteresada.
Otros mitos tienen que ver con la religión, pues hay quienes creen que su religión les prohíbe la donación. Sin embargo, según explicó Escobar, ninguna religión tiene esa prohibición, ni la católica, ni la cristiana, ni las judías ni tampoco los testigos de jehová, quienes se oponen al intercambio de fluidos sanguíneos, pero no al proceso entre donante y receptor.
“Las religiones cristianas, judías, e incluso los testigos de jehová no se oponen a la donación. Ellos se oponen un poco al intercambio de fluidos sanguíneos entre una persona y otra y la donación no implica intercambio de fluidos sanguíneos, porque el órgano va inmerso en un líquido especial que hace que se conserve y no hay ningún contacto de sangre entre el donante y el receptor”, enfatizó.
Otro mito es el relacionado con el tráfico de órganos y la idea de que una persona puede perder sus órganos en un procedimiento en una tina o en un baño. La directora ejecutiva de Acto explicó que esto es absurdo e insostenible, pues para realizar un trasplante se necesita un estudio previo de compatibilidad, que si no se tiene puede causar la muerte del donante y del receptor.
Además, la ley regula el procedimiento de atención en un trasplante. Este debe contar con mínimo dos cirujanos de trasplantes, dos salas de cirugía y debe realizarse en un centro de atención de cuarto nivel.
“Este procedimiento no se puede hacer ni en un baño de un hotel, ni en un garaje. Es un procedimiento que necesita unas condiciones médico clínicas y quirúrgicas completamente estrictas, por lo tanto ese mito y esa leyenda es completamente insustentable”, afirmó Guarín.
¿Qué ha pasado con las donaciones en medio de la pandemia?
Según explicó Escobar, en la pandemia las cifras de donaciones no han disminuido por el hecho de que haya una menor voluntad de donar, sino porque existe una alta ocupación hospitalaria de pacientes con Covid-19 o con sospecha de tener el virus, por lo que se reducen las posibilidades de encontrar donantes que representen mínimos riesgos de contagio para los receptores.
Aún así, los procesos no han parado. Según el Ministerio de Salud, en lo que va del año 567 personas accedieron a un trasplante y se logró salvar a 34 pacientes en urgencia cero, es decir, que de no recibir el órgano inmediatamente hubiesen fallecido.
Según Guarín, durante la pandemia han habido 161 alertas de pacientes con glasgow menor a 5, es decir, que reportan bajas respuestas motoras, oculares y verbales. Además, se han recopilado 109 donantes por muerte encefálica y 350 donantes de tejido.
Y es que para brindar seguridad en el proceso, los centros de trasplantes y las entidades del sector salud han reforzado sus protocolos para cuidar a los donantes, a los receptores y a sus familias.
Por ejemplo, Escobar explicó que el Instituto Nacional de Salud emitió unos estrictos lineamientos para brindar seguridad en el proceso de donación y trasplante. Esos lineamientos incluyen el establecimiento de zonas seguras en los hospitales para separar pacientes covid de los de otras patologías y la necesidad de hacer pruebas de Covid-19, tanto a receptores como a donantes.
Las clínicas también revisan la historia clínica de los pacientes y hacen cuestionarios exhaustivos para saber los riesgos asociados al contagio por coronavirus.
Invitación a donar
A pesar de que Acto y Fundonar son conscientes de que no es sencillo cambiar la cultura arraigada y los mitos que causan rechazo a la donación, hacen un llamado a la población a informarse y a motivarse a salvar vidas por medio de sus decisiones.
Guarín recordó que un solo donante cadavérico puede salvar 55 vidas, pues casi el 90 % de los órganos y tejidos del cuerpo se pueden donar.
“En los órganos tenemos corazón, hígado, riñón, pulmón, páncreas, intestino. Tenemos tejidos, córnea, piel, hueso, tendones, válvulas cardíacas. Podemos donar sangre, membrana amniótica. Podemos donar casi el 90 % de nuestro cuerpo”.
Por eso, hacen una invitación a pensar en el otro, pues en el país hay casi 3000 personas en lista de espera de un órgano o un tejido que le permita salvar su vida.
“Este es un sentimiento de amor hacia el prójimo. Es creer que después de la muerte podemos salvar vidas, es dejar una huella en el futuro. Es dejar vivo a ese ser que queremos o nosotros mismos dejar vida en otras personas. Eso es la donación”, concluyó Guarín.