REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com
Hace un siglo llegó a este mundo Carmen Prada de Campos, una humilde mujer que es la luz de un hogar guamuno. Sus familiares hoy celebran su centenario. Pese a las enfermedades que padece y a que no puede hablar, ella sabe que sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos le agradecen a Dios cada día por tenerla con vida.
Cada año cinco generaciones de la familia Campos Prada se reúnen para celebrar un año más de vida de doña Carmen, más conocida por los guamunos como ‘Carmelita’. Aunque para sus seres queridos la conmemoración en esta ocasión no será como la esperaban debido a que hace unos dos meses una trombosis postró en cama a la señora Carmen, este domingo se reúnen con la intención de agradecer con una misa en su vivienda, situada en el barrio Milán, que aún está con vida, porque llegar a los 100 años no es tarea fácil y no todas las personas alcanzan a vivir un siglo.
Su numerosa familia, vecinos, amigos y allegados se unieron en la palabra de Dios para reconfortarla en oración. Nació el 6 de marzo de 1923. Muy joven se casó con Arcadio Campos García, con quien vivió 70 años. Como fruto de esa unión, nacieron 14 hijos, cuatro mujeres y 10 hombres, tres de ellos ya fallecidos. Doña Carmen nunca se separó de su esposo y en 2009 quedó viuda. Así, se convirtió en la cabeza y pilar de la familia Campos Prada.
De la docena de hijos, ha tenido la fortuna de conocer 43 nietos, cerca de 40 bisnietos y cuatro tataranietos. Pudo apreciar cinco generaciones antes de perder la luz de sus ojos. Pese a perder el sentido de la vista, tiene la capacidad de reconocer a cada miembro de su hogar al escuchar el sonido de su voz y al palpar sus rostros con sus manos.
Durante su vida se desempeñó en labores de hogar ayudando a educar a su numerosa familia en la finca Buenos Aires, ubicada en el sector rural de Guamo.
Tras 100 años, sus hijos recuerdan con amor la invaluable labor y el amor que su madre siempre les brindó: “Lo que más recordamos es la berraquera que tuvo para sacar a sus hijos adelante junto a papá. El tesón porque trabajaba a la par de mi papá, se rebuscaba para el sustento de su familia y los valores que una persona debería tener para salir adelante en su vida, todos luchadores siguiendo el ejemplo que nos dejó”, dice Luis Alfredo Campos Prada.
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Sus gustos
Y es que para llegar a un siglo de vida se debe dar gustos en la comida y Carmen resaltó en sus recetas la gastronomía propia del pueblo que la vio nacer. Tamales, peto de maíz pilonado, sancocho, sopa de arroz, viudo de pescado, chucula, carne, entre otros, son sus platos preferidos.
Aficionada a los dulces, le gustaba sentarse en una banca a comer después de sus parientes. Hoy come mediante sonda, pero de vez en cuando sus hijos tratan de darle algunas comidas de las que tanto le gustan.
Aunque hoy los años no son iguales, todos recuerdan a doña Carmen como una mujer amante de la música, a la que le gusta la serenata de sus hijos. Mientras tuvo la oportunidad de hablar, cantaba con sentimiento esas canciones que de joven escuchó. Era, además, una buena conversadora de historias y mitos y leyendas, de esas que en el campo se escuchan con frecuencia. A la fecha, aunque no puede dialogar, todos sus conocidos recuerdan las visitas con largas conversaciones al gusto de un café.
Asimismo, Carmen Prada de Campos fue legionaria de María, católica de cepa y fiel seguidora de la Virgen del Carmen, tal vez su nombre es en honor a la patrona de los conductores.
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