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Jhonn Charli Ortiz Molina tenía 23 años al momento de su desaparición y se había trasladado hasta el corregimiento San Juan de la China para trabajar como recolector de café. Su señora madre Blanca Lilia Molina, forma parte de las más de 600 personas con solicitud de búsqueda activa que ha recibido la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en el Tolima.
Dos décadas sin Jhonn
El amor de madre y la determinación de una familia unida, mantienen viva la esperanza de la familia Ortiz Molina por encontrar a su hijo menor, Jhonn Charli Ortiz Molina, desaparecido en el 2003 en el corregimiento San Juan de la China, a 38 kilómetros de Ibagué.
“Desde niño cuando me veía enferma, así no tuviéramos para una pasta, él salía a la calle y le pedía a alguien para comprarlas. Me ayudaba a cocinar y limpiar. Esta casa me lo recuerda todo el tiempo y no he querido salir de aquí pensando en que algún día regresará” expresa Blanca Lilia Molina, madre de Jhonn.
Desde muy joven, ella se dedicó a la venta de lotería y logró que sus dos hijos ingresarán a estudiar en la jornada nocturna, incluso hizo todo lo posible para conseguir dos becas para asegurar que ellos pudieran hacerlo; sin embargo, Jhonn no quiso continuar y decidió irse para el ejército, “Iba cada ocho días a visitarlo porque le estaba yendo muy bien, incluso ayudaba a manejar los carros de sus superiores, lo vi muy feliz y amañado en este lugar”, señala.
Recuerda que cuando sus hijos eran pequeños, les enseñó a cocinar y Jhonn tenía un gusto especial por los sudados, “Una vecina es la que me dice: señora Lilia cada vez que hago sudado me acuerdo de su hijo porque me decía que, si no había preparado almuerzo, él me ayudaba a hacer sudado”, cuenta Blanca.
Hoy, Blanca tiene 64 años y su esposo 72. Es vendedora ambulante y camina todos los días por más de cuatro horas desde su humilde hogar hasta el centro de Ibagué, para vender limpiones, mientras su esposo se recupera de un accidente. Su hijo mayor, Alexander Ortiz, hace poco logró conseguir trabajo y ha sido un motivo de celebración y de orgullo en medio de la adversidad.
Los avances de la búsqueda
A Blanca se le nota en el rostro el cansancio y se derrumba cada vez que cuenta el largo camino que ha tenido que recorrer para encontrar respuestas sobre el paradero de su hijo.
“Muchas veces, sin un peso en el bolsillo, he llegado a tocar las puertas del batallón, la Fiscalía, Medicina Legal y otras entidades que dicen, pueden ayudarme a encontrarlo”.
Johnn Charli tenía 23 años al momento de su desaparición y se había ido a vivir a San Juan de la China para trabajar en la recolección de café, un año después de su retiro del Ejército.
La búsqueda de Blanca y su familia comenzó desde el mismo año de su desaparición, tocando diferentes puertas de entidades del Estado: batallones, Fiscalía, Defensoría, Registraduría, hasta llegar a Medicina Legal.
En el 2011, y después de un largo recorrido, pudo acceder a fotografías de cuerpos no identificados en Medicina Legal, allí logró reconocer a su hijo por las placas del ejército que siempre cargaba en el pecho. Con el número del expediente en mano y de la bóveda en el Cementerio San Bonifacio de Ibagué, se encontró con que su hijo había sido inhumado junto con otros cuerpos más. Blanca, procedió a solicitar copias del proceso y seguir gestionando la entrega de su hijo pese a que muchas de las respuestas que encontró era que su caso estaba archivado; sin embargo, jamás se rindió.
Blanca Lilia llegó a la Unidad de Búsqueda en el 2020 y desde entonces se han realizado acciones como entrevista forense, articulación para la toma de muestras biológicas e incluso, acompañamiento en la exhumación, en 2021, del cuerpo que se presumía era su hijo. No obstante, al cotejar las pruebas los resultados no fueron los esperados.
Jhonn Charli forma parte de las más de 600 solicitudes que ha recibido la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en el Tolima, además refleja los retos a los que se enfrentan las personas buscadoras en materia de localización de sus seres queridos, la fortaleza y recursividad que se requiere para impulsar conjuntamente con el Estado acciones concretas y directas de búsqueda.
El siguiente paso para que la lucha concluya con una entrega dignificante, será la exhumación del cuerpo.
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