Casi un mes después de que Q’HUBO publicara la historia de Saúl Sierra, un comerciante a quien le quemaron su caseta en el parque Andrés López de Galarza, el negocio resurgió de entre las cenizas gracias al apoyo de ciudadanos de buen corazón y de un concejal.
“Gracias a Dios el Señor me ha protegido y me trajo muchas bendiciones favorables. Gracias a la prensa de Q’HUBO y El Nuevo Día que me ayudaron con la publicación”, afirmó agradecido don Saúl, quien vive de los ingresos diarios que consigue en su negocio.
Agregó que, “me llegaron algo de moneditas, el arreglo del módulo y eso me ayudó muchísimo. Un señor por las redes sociales se encargó de todo”, contó el comerciante en en medio de una sonrisa, que no pudo ser apagada por los vándalos y malhechores.
Agregó don Saúl que el concejal Edward Toro reunió a varias personas y le prestó apoyo para pintarle la caseta, la cual fue acondicionada en cuatro días. Con la ayuda que recibió, compró mercancía para surtir la caseta donde vende dulces, tinto, aromáticas, cigarrillos y minutos a celular, que le generan su sustento cada día.
La dejaron destruida
El domingo 10 de enero, en pleno puente festivo y con toque de queda, don Saúl recibió una llamada en la noche, en la cual le avisaron que le habían incinerado su caseta ubicada en la esquina de la carrera Tercera con calle 18, frente a la panadería Macropan.
La angustia y tristeza se apoderaron del hombre de 63 años, pues desde hace 18 años trabaja en este sector de la ciudad y del negocio dependen económicamente su esposa y un hijo que tiene una condición especial.