Don Luis Enrique, otra víctima del Covid-19

El miércoles a las 9 de la noche, en la Clínica Nuestra de Ibagué, el corazón de don Luis Enrique Liévano, un reconocido comerciante del Centro de la ciudad, dejó de latir. El Covid-19 lo llevó a cuidados intensivos e hizo que su existencia en el mundo terrenal llegara a su fin. 

En diálogo con Q’HUBO, Ángela Liévano, la única hija de don Luis, quien por más de 30 años atendió una caseta en la ‘Calle Bonita’, aseguró que hace unos 15 días su padre presentó síntomas de gripa. 

No imaginaron que fuera el virus, pues el adulto mayor estaba cumpliendo la cuarentena. Salía a la tienda, pero con el tapabocas.

Desde octubre de 2019, cuando fue arrollado por una moto cerca a su lugar de trabajo, había arrendado la caseta y la mayor parte del tiempo permanecía en su vivienda ubicada en el barrio Las Américas, comuna Nueve. 

Diabetes

El hombre de 75 años padecía diabetes, por lo que dos veces al día una enfermera lo visitaba para aplicarle la insulina. Fue ella la persona que el pasado sábado lo trasladó a urgencias, debido a que lo encontró con insuficiencia respiratoria. 

“El no quería ir porque le tenía miedo precisamente a eso, a morir, a que lo intubaran, al virus”, expresó Ángela. 

Su estado era tan crítico, que llegó a las 10 de la mañana y sobre el mediodía lo intubaron. Los médicos le advirtieron a la familia que era un caso bastante sospechoso de Covid-19 y así lo confirmó el resultado, cuatro días después.

Una visita 

Aunque en redes, allegados aseguraron que unos comerciantes de la calle 14 visitaron a don Luis el 28 de junio, día de su cumpleaños, su hija reiteró que solo fue una persona la que lo visitó. 

Luis Enrique Liévano será recordado como un hombre honesto, trabajador y con un muy buen sentido del humor. Por años, en su caseta vendió el periódico Q’HUBO. Desde esta redacción le enviamos un mensaje de condolencias a sus familiares. 

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