Margarita María Londoño qhuboibague@gmail.com
Psicóloga-Especialista
Instagram: @margarita_psicologa86
La disonancia cognitiva es un término psicológico muy escuchado hoy en día. Lo conocimos por primera vez en 1957, cuando el psicólogo estadounidense León Festinger, lo detalló en su libro “Teoría de la disonancia cognitiva”. En su teoría, explica que las personas tenemos una fuerte necesidad de asegurar que nuestras creencias internas, actitudes y conductas son coherentes entre sí. Cuando el ser humano percibe una incoherencia entre sus creencias y su comportamiento, se esfuerza en evitar este conflicto para que no le arrastre a la falta de armonía interior.
Cuando las propias convicciones no se encuentran acordes ni en congruencia con la conducta, se produce una rigidez interna, causando indisposición y molestia que se distingue de dos ideas totalmente contradictorias, es decir, lo que debe de ser y como debe de ser se justifica de manera irracional, según la manera en que la persona lo quiera ajustar a su esquema de creencias.
La disonancia cognitiva se detecta en el área psicológica como uno de los factores predominantes que marcan las disfuncionalidades mentales, teniendo claro que su significado cobra gran relevancia en el momento de evaluar cualitativamente aspectos tales como: la motivación, el cambio de actitudes, el desarrollo de nuevas habilidades, la toma de decisiones y la dinámica personal y social.
En bastantes casos, por no decir que en la mayoría, el autoengaño se empodera para argumentar las conductas inadecuadas, a pesar de que estas vayan en contra del pensamiento o viceversa. El cerebro elabora un esquema de nociones que da lugar a los distintos fines pertinentes del momento, la idea es que la concepción de cualquier situación sea afín a la realidad, porque cuando no existe una relación consecuente entre lo que se piensa, se siente, se dice o se hace es cuando surge la disonancia cognitiva.
Justificaciones
Pretender justificar un pensamiento o una conducta que a conciencia se sabe que no está acorde con la certeza, es hacer caso omiso, ignorando la información correcta. La incoherencia mental en que se puede encontrar una persona cuando su mundo interno es contradictorio, le pone en un plano de atascamiento, paralizando en su totalidad el avance hacia su madurez psicológica y crecimiento personal. Para comprenderlo mejor, podemos observar el siguiente ejemplo.
Caso de infidelidad
Conducta y pensamiento: una persona que le es infiel a su pareja constantemente, a pesar de que cree que la fidelidad es fundamental para tener una relación sana, expresando en todo momento que no caería en la infidelidad, ni tampoco perdonaría algo así.
Conclusión: disonancia cognitiva
Consecuencia: es evidente que la conducta de infidelidad es latente y permanente, por lo tanto, la persona la justifica con frases como: “mi pareja no tiene tiempo para mí”, “casi no tenemos relaciones sexuales” o “ya no es lo mismo que antes”. De esta manera, la persona no afronta su realidad, lo cual le incrementará la ansiedad que produce la disonancia cognitiva.
¿Qué hacer para no caer en disonancia cognitiva?
1- Practica la autoevaluación referente a tus pensamientos y acciones diarias.
2- Se coherente con lo que piensas, sientes, haces y dices.
3- Enfréntate a la realidad que estás experimentando.
4- Responsabilizate de tus propias actuaciones.
5- Solicita asesoría profesional cuando te sientas confundido.
6- No te bases en las suposiciones sin argumentos valederos.
7- Acepta tus errores y obsérvalos como una alerta para mejorar.
8- No te autoengañes, ni saques excusas para hacer las cosas bien.
9- No te victimices.
Preguntas claves para detectarla:
¿Mis pensamientos son acordes a mis acciones?
¿Me siento en armonía con mis pensamientos y actitudes?
¿Mis conductas habituales, me hacen crecer personalmente?
¿Justifico mi conducta inadecuada con frecuencia?
¿Acepto mis errores e intento mejorarlos?
¿Estoy dispuesto al aprendizaje?