IBAGUÉ. Chistes con principios son el tema fuerte de José Ordóñez, quien pasó del humor picante y grotesco a dejar mensajes de familia, la vida y la construcción social.
Algunos pasos que dio durante su carrera, casi hacen que él perdiera hasta la risa, por eso decidió darse una oportunidad trabajando para Dios. “Me convertí en un misionero del humor con el que he ayudado a cambiar la imagen del país, porque ya rompí récord mundial en Miami, y el alcalde me dio las llaves de la ciudad, pero al otro día cambiaron las guardas”, expresó el humorista.
La decisión de radicarse en los Estados Unidos, contrario a lo que se decía que ya Ordóñez no tenía ningún contrato porque sus chistes habían cambiado de tinte no resultó cierta, pues “yo tenía propuestas de canales y decidí continuar con mi carrera afuera de Colombia y me estoy abriendo para nuevos horizontes”, dijo a Q’HUBO.
Como humorista se disfruta la vida y ahora se ríe de ella de una manera social, porque cuando llega a una ciudad le gusta visitar la cárcel, hospitales y sitios en los que el humor tenga un fin, “ya entendí para qué escogí ser humorista y fue necesario que el mundo hiciera algo de mi, para poder entender que sin Él de arriba no puedo vivir”.
José Ordóñez, estuvo en la Centro Penitenciario de Picaleña en Ibagué, donde contó que “hubo más de 450 internos a los que hice reír durante media hora y después les hablé de la esperanza y la fe que deben tener en el mañana, recordándoles que ese no era su fin y que cuando salgan se la tienen que jugar toda”, expresó.
El show de este humorista a veces es catalogado como aburrido, porque ya en sus relatos no tiene el ‘picante’ que lo caracterizaba y dijo que “muchas personas piensan que porque no hago chistes igual que antes el show va a ser malo, pero he retado a varios a que me escuchen y se den cuenta que no se necesita del ‘madrazo’ para que la gente estalle de la risa”, comentó Ordóñez.
ANGELA MARÍA PÁRAMO TRUJILLO y ANDRÉS PÁEZ