IBAGUÉ. “La felicidad de uno es conocer a los padres, y vivir sin papá es muy triste” dice con pesar la señora Mercedes Castro, quien comenta que siendo apenas una infante, su madre viajó con ella de Bogotá hasta Ibagué, huyendo de su pareja, pues temía que este último, de buena posición económica, quisiera arrebatarle su única hija de sus brazos, como lo manifestó la familia del señor en repetidas ocasiones.
Recordó que a la edad de 10 años, su abuela le decía que cuando necesitara algo o tuviera deseos de conocer a su padre, lo buscara, y así lo hizo. Acudió en varias ocasiones a algunos medios de comunicación que no le prestaron mayor atención: “He intentado buscarlos, he hablado con algunos medios y personas, que me dicen que vaya a Bogotá pero que eso vale plata y precisamente eso es lo que no tengo”.
Y es que su vida no ha sido fácil: A los ocho años comenzó a trabajar para ayudar económicamente a su madre, quien sufre de ataques epilépticos, enfermedad que no le ha dado muchas oportunidades laborales:
“Mi mamá ha sido una mujer muy trabajadora pero apenas le daban los ataques la sacaban. No pude estudiar, tuve una niñez muy triste”.
Ella manifestó a través de este medio que si alguien sabe o conoce el paradero de su padre o sus familiares les hagan saber que ella vive y desea conocerlos:
“Yo quiero que me escuchen. Me gustaría saber qué familia tengo. Quiero que sepan que tengo una venta de verduras en la Plaza de La 21, módulo 6, puesto 322 y deseo que Dios me los ponga en el camino”, concluyó.
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