IBAGUÉ. Un multitudinario acompañamiento recibió la familia del cadete Steven Ronaldo Prada Riaño durante su sepelio. El joven fue víctima del atentado terrorista registrado el pasado jueves en la escuela General Santander de Bogotá.
El sentimiento de dolor que expresaron los ibaguereños por una de las 21 víctimas del acto terrorista, se sintió desde el sábado cuando el féretro del muchacho, amante del fútbol, llegó al aeropuerto Perales.
Una caravana acompañó el traslado del cuerpo hasta Los Olivos, donde ese día y ayer, cientos de personas que no lo conocían llegaron al lugar para darle el sentido pésame a Claudia Carmenza Riaño y Édgar Prada Díaz, padres del muchacho que llevaba 18 meses de formación en la Escuela para ser oficial de la Policía.
Ataúd cerrado. En el cuarto piso de la funeraria, yacía el ataúd café, cerrado (sólo las personas más cercanas vieron el cuerpo), antes de que fuera llevado a velación.
Encima, había una bandera de Colombia y una gorra de la Policía. Cuatro uniformados acompañaron el féretro todo el tiempo.
Adelante del cajón, había una mesa pequeña con dos fotos del ‘Monito’, como sus familiares le decían de cariño.
En las fotografías, el ‘Monito’ lucía el uniforme verde oliva que tanto añoró y la sonrisa que siempre lo caracterizó.
Alrededor, había además, más de 50 ramos florales con los que sus allegados le expresaron el gran cari- ño y aprecio que le tenían a Steven.
En varias coronas, sus amigos pusieron una fotografía recordando los momentos vividos con el joven, que sólo tenía 21 años y muchos sueños por cumplir.
Rumbo a la iglesia. En medio de honores, ayer hacia la 1:30 de la tarde, el féretro del estudiante salió de Los Olivos con destino a la Catedral y una caravana también lo acompañó.
Incluso, muchas personas salieron a la avenida Quinta y con aplausos homenajearon al héroe y le hicieron saber que no lo olvidarían.
Cuota de sacrificio. Durante la eucaristía, el arzobispo de Ibagué, Monseñor Flavio Calle, aseguró que con todas las fuerzas de su corazón, reprocha este hecho de sangre que segó la vida de 21 jóvenes inocentes, entre ellos dos tolimenses.
Monseñor agregó además que Steven y Allan Paul Bayona, el otro cadete asesinado, son una cuota de sacrificio tolimense para la construcción de la paz en Colombia.
“No hay un tolimense al que no le duela estas muertes. Todos con la mano en el corazón, oramos por el alma de este jovencito y le pedimos al señor que le abra las puertas en el cielo”, dijo el Arzobispo.
Palabras de la madre. “Todos los días con nuestras acciones debemos aportar a la paz de Colombia. Hoy entrego a mi hijo como sacrificio de este proceso y le pido a Dios que me lo tenga en la gloria que algún día nos encontraremos”, afirmó con tristeza Claudia Carmenza Riaño.
La señora Claudia, quien es una docente, le agradeció a los habitantes de los barrios Arado, Restrepo y Libertador, y a la comunidad de los colegios Leonidas Rubio, Reyes Umaña y el antiguo Bienestar Social de la Policía, sus gestos de cariño hacia su hijo.