Denuncia que perdió su ojo por una negligencia médica

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IBAGUÉ. René Quesada Millán, denuncia que por la demora de la Nueva E.P.S en autorizar su traslado a una unidad de córnea en Bogotá, perdió la visión de su ojo izquierdo.

 

La historia. El pasado viernes 13 de enero hacia las 5:00 de la tarde, estando en su apartamento, el hombre sintió una rasquiña en su ojo izquierdo. Ante la situación fue al baño, se miró en el espejo y se lavó con agua.
Como la molestia le pasó, se puso a ver televisión y después se acostó a dormir.

Al otro día cuando se despertó, su esposa le dijo que tenía el ojo rojo, con lagañas y pus.

Inmediatamente salieron para urgencias de la Clínica Tolima donde lo atendieron seis horas después.
“El médico general me recetó unas gotas y analgésico para el dolor, pues el ojo ya me había empezado a doler”, le contó a Q´HUBO Quesada Millán.

Con los medicamentos el dolor se le quitó, pero el domingo le volvió y más fuerte.

“Corrimos para la Clínica Calambeo. Cuando el médico me vio, de una me advirtió que me dejaría hospitalizado. Inmediatamente generó una autorización para que un oftalmólogo me revisara”, agregó.

 

Demora. Después de ‘pelear’ y de “llamar mil veces a la E.P.S”, el 17 de enero lo vio el especialista, quien le ordenó unas gotas que debía aplicarse cada hora para controlar la infección (medicamento que compró con recursos propios). Ese día el profesional emitió la orden de trasladarlo urgentemente a una unidad de córnea en Bogotá.
“El 19, la institución me informó que el traslado había salido, pero para el Hospital San Ignacio de Girardot, como sabía que este no era el lugar adecuado no acepté”, dijo.
El paciente continuaba en la Clínica Calambeo, el ojo le ardía y la visión se le empezó a ir.

Pasaron cuatro días, ya era 23 de enero, y le volvieron a decir que el único traslado que había era para el Hospital San Ignacio de Girardot. Como era la única opción, aceptó.

Cuando llegó a Girardot el médico le dijo que 72 horas antes había perdido la vista.

 

Un favor. “Gracias a que uno de los especialistas tenía contacto con la clínica Los Fundadores de Bogotá, solicitó el permiso (sin autorizaciones aprobadas) para trasladarme a la capital de la República donde llegué el 27 de enero”.
Ese día lo revisó el especialista de córnea, de retina y lo operaron.
“Según el diagnóstico, me entró una bacteria que se me ‘comió’ el ojo. Lo que ellos hicieron fue correr una ‘telita’ del ojo para controlarla. En mes y medio tengo control para saber qué otras consecuencias puedo tener”.
La entidad tampoco le ha autorizado los medicamentos entre ellos, dos gotas que cuestan 200 mil pesos.

El hombre, tiene 54 años de edad, se dedica a acabados arquitectónicos.

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