Margarita María Londoño qhuboibague@gmail.com
Se tiene como idea que los niños actúan con descontrol por la necesidad de moverse y explorar todo lo que les rodea. En algunos casos se justifica que al estar en esta etapa tierna aún no han desarrollado las habilidades suficientes para controlarse, lo cual es algo fuera de la realidad, aclarando que desde el vientre de la madre el ser humano empieza un proceso evolutivo respecto a su desarrollo.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) afecta a muchos niños y adolescentes. En la actualidad lo desconocido es que dicha afección puede llegar a persistir en la edad adulta con una combinación de varias dificultades tales como: comportamientos impulsivos, hiperactividad constante e impedimento para mantener la atención en una actividad determinada. Adicional a esto, las personas que enfrentan el trastorno pueden presentar baja autoestima, bajo rendimiento académico, poca tolerancia a la frustración, relaciones conflictivas e inconvenientes disciplinarios.
Lo común de la gente cercana o ajena al pa-cien-te es ignorar el diagnóstico, por eso tienden a criticarla y señalarla como una persona desagradable, cayendo en el error de contribuir de manera profunda a su afección. ¡Nadie quien sea maltratado tendrá ningún tipo de mejoría!
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Tratamientos
Existen tratamientos que involucran medicamentos e intervenciones conductuales que ayudan a controlar los síntomas, pero es importante resaltar que ningún profesional de la salud mental puede garantizar la cura del trastorno, aunque entre más rápido sea detectado e intervenido puede hacer gran diferencia en los resultados.
No confundamos la hiperactividad con ser alguien muy activo, en realidad los niños no son hiperactivos por ausencia de disciplina o por rebeldía, aquellos que no padecen el trastorno logran tranquilizarse con facilidad, en cambio, los que no pueden regular su conducta les parece frustrante al no dar lo que esperan de ellos.
La edad es algo que juega un papel importante para el autocontrol. Algunos niños logran tenerlo a los 4 años y otros a los 6 años, mientras que existen los que no pueden autorregularlo en el tiempo… Hay que tener presente que cada niño tiene un proceso diferente.
Evidentemente, se conocen algunas condiciones mentales o físicas que causan la hiperactividad. Por ejemplo, la ausencia de sueño, los malos hábitos alimenticios, inconvenientes con la tiroides, la ansiedad, los traumas de cualquier tipo de abuso, dificultades desde la gestación, etcétera. El diagnóstico suele ser muy difícil para la familia, maestros y todos los que interactúan con el paciente porque sus comportamientos marcan la diferencia en cuanto a la normalidad, por consiguiente, entre más críticas y señalamientos reciban será más tendente a empeorar.
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Ejemplos para identificar el (TDAH):
1 Gritan, corren y saltan cuando juegan o estando solos en cualquier lugar.
2 No paran de hablar.
3 Interrumpen las conversaciones con frecuencia.
4 Se mueven con rapidez, incluso estando sentados.
5 Tropiezan con las personas y los objetos.
6 Se paran frecuentemente en clase.
7 Sostienen interacciones bruscas con los demás.
8 Acciones que hieren
accidentalmente a otros niños.
9 Caso omiso a los límites.
10 Dificultad para concentrarse en alguna actividad determinada.
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¿Cómo ayudar a los niños hiperactivos?
1 Permite que el niño esté activo a través de algún deporte, juegos u otras actividades lúdicas.
2 Mantén el contacto con su maestro para estar enterado de sus conductas.
3 Usa los crucigramas, rompecabezas y juegos de mesa para ayudarle con la atención.
4 Establece normas.
5 Mejora la forma en que das las órdenes “siempre con buen trato”.
6 No le prestes atención cuando esté haciendo una actividad determinada.
7 Motívale constantemente.
8 Evita que consuma dulces.
9 Cancélale cualquier bebida que contenga cafeína.
10 Aléjalo de los videojuegos.