IBAGUÉ. Cuando pensó que todo estaba arruinado y los meses se esfumaban sin hacer algo productivo porque las drogas lo consumían todo, la vida le dio a Juan Pablo Pérez una segunda oportunidad para recapacitar y enderezar de nuevo su juventud.
Consumiendo bóxer, marihuana, ‘perico’, y basuco, el joven que en ese tiempo tenía 17 años desperdiciaba los días: “Con unos amigos del barrio nos íbamos a consumir a la cancha del Maracaná”, explicó.
“Yo trabajaba, y como permanecía solo y era poco el tiempo que veía a mi mamá aprovechaba para hacer esas cosas” agregó Pérez.
Perdido en el mundo del vicio, Juan Pablo permaneció año y medio: “Cuando uno consume no se da cuenta de nada. En ese momento pensé que todo estaba bien, que estaba a la moda y al nivel de mis amigos, pero uno es el que se hace daño”.
Un día cualquiera y cuando viajaba imaginariamente a las estrellas y tocaba la luna, el joven recapacitó y decidió dejar paulatinamente las drogas.
“Solito me di cuenta de las cosas que estaba haciendo”, y desde ese día (2008) dejo de ‘volar’ teniendo los pies bien puestos sobre la tierra.
“Empecé asistiendo a una iglesia cristiana, conocí gente y me interesé por esta vida que es mucho mejor: Sin vicios”, añadió Pérez, de 22 años de edad.
Dando lecciones de superación y ejemplo, Juan Pablo en la actualidad se dedica a la mecánica de motos. Desde hace varios meses está conociendo de amortiguadores y frenos, un tema que le apasiona y por el cual desea continuar para hacer su proyecto de vida.