Cuestionan a cura de Los Ciruelos

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IBAGUÉ. “Parece todo, menos un cura”. Eso es por lo menos  lo que piensan familiares de una mujer enferma que se acercaron a Q’HUBO para protestar por la ayuda espiritual que de “mala gana” le habría prestado el sacerdote de la parroquia del barrio Los Ciruelos. Otro dato no menor en la  queja apunta a comportamientos que riñen con la imagen que deben guardar los religiosos ante sus fieles. El insólito cuestionamiento fue hecho por las hijas de la señora Carmen Beltrán de Guzmán, de 83 años de edad y quien padece de diabetes. Sin embargo, Q’HUBO constató que en la parroquia hay una buena opinión sobre la tarea del padre José Gregorio Sánchez y la feligresía lo apoya en la controversia que se ha armado.
 Tulia  Guzmán Beltrán manifestó que su progenitora amaneció bastante enferma y les pidió que le llevaran un sacerdote para confesarse, por lo que fueron a buscar al presbítero a la casa cural.
 “El padre dijo que no tenía tiempo en ese momento, a eso de las 4:00 de la tarde mandó razón que no podía ir, pero como mi mamá siguió insistiendo, subimos de nochecita otra vez a la iglesia y cuando golpeamos salió una mujer y nos dijo que el cura estaba en una reunión ocupado”, refirió.
 “Le insistimos que era urgente y cuando la mujer se fue hacia donde el padre, vimos por la ventana que se puso de pie, estaba en prendas menores, en interior y camisilla blanca, y le estaban haciendo el manicure y pedicure; esa era la reunión importante en que estaba ocupado”, añadió.
 Según la denunciante, el sacerdote se apareció en su casa cuando ya estaban durmiendo y preguntó con sarcasmo cuál era la enferma que se estaba muriendo.
 “Entró y habló con mi mamá como tres minutos, luego de que salió me pegó tres chuzones con el dedo, me dijo que no tenía que ir a la casa cural a insultarlo, me trató de corrompida y tiró la puerta cuando se fue; todo por ir a pedirle ayuda, porque esa es su misión”, puntualizó Tulia.

EXAGERACIÓN E INJURIAS: SACERDOTE
El padre José Gregorio Sánchez explicó a Q’HUBO que las quejas eran una exageración y expresó que los fundamentos de la denuncia faltan a la verdad. 
El religioso indicó que desde hacía días un uñero que tenía en un pie lo estaba torturando y cuando las hijas de la enferma lo fueron a buscar, le estaban eliminando el intenso dolor, sin ser cierto que estuviera en paños menores.
Refirió que cuando fue la primera vez observó a la señora Carmen Beltrán sentada afuera de la casa, pero que él se entretuvo con una pareja de fieles que resultaron ser los dueños de la vivienda donde residía la enferma, y al darse cuenta que ya era la hora de la misa de la tarde tuvo que irse intempestivamente, por lo que volvió un poco más noche a asistir espiritualmente a la anciana.
El padre asegura que sólo le pidió a la señora Tulia que lo respetara, debido a su grosero comportamiento y a que también lo había amenazado con ir donde el Obispo a darle quejas.
Entre tanto, feligreses consultados por Q’HUBO manifestaron que todo se trata de chismes de una vecina conflictiva que tuvo que irse del barrio por no pagar el arriendo, y que quieren que el cura se quede en la parroquia.

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