Los contagios y muertes por coronavirus siguen aumentando en Brasil, donde varios estados mantienen sus planes de reabrir la economía pese al consejo de especialistas.
Brasil registró el martes 39.436 casos nuevos de la enfermedad y 1.374 decesos, el segundo día con más registros en ambas listas desde que empezó la pandemia.
El país, de 212 millones de habitantes, acumula 52.645 muertes y más de 1.145.000 contagios, superado solo por Estados Unidos.
«La curva brasileña sigue en fuerte ascenso. Todavía estamos en la primera ola, con casos confirmados y número de decesos que crecen de forma exacerbada», apunta el investigador Domingos Alves, miembro del grupo científico Covid-19 Brasil y jefe del Laboratorio de Inteligencia en Salud (LIS) de la Universidad de Sao Paulo (USP).
El virus avanza a ritmos diferentes según la región de este país de dimensiones continentales.
Pero también ha encontrado respuestas dispares, por la división política del país.
Desde el inicio de la pandemia, el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro consideró las medidas de aislamiento social adoptadas por los estados para frenarla como un «remedio peor que la enfermedad» debido a su impacto económico, y atribuye a alcaldes y gobernadores las pérdidas humanas y económicas de la crisis.
Estados como Sao Paulo (con más de 13.000 muertos) y Rio de Janeiro (más de 9.000), donde la enfermedad llegó primero, registraron respectivamente 434 y 220 muertos por covid-19 en las últimas 24 horas hasta el martes por la noche y encabezan la lista tanto de contagios notificados como de decesos.
Pero las capitales homónimas de esos dos estados iniciaron un proceso gradual de reapertura económica, después de más de dos meses de una cuarentena «tibia», que restringió las actividades comerciales pero no obligó a las personas a quedarse en sus casas.
Contiguo a Sao Paulo y Rio, el estado de Minas Gerais no descarta imponer un ‘lockdown’ para contener la escalada de casos y evitar el colapso del sistema de salud, tras una flexibilización del aislamiento social que llevó al estado a registrar un récord de 51 muertes en 24 horas.
En la región sur, que acaba de entrar en el invierno austral, la situación también empieza a agravarse. En Curitiba, capital del estado de Paraná, las autoridades advierten que el sistema de salud podría colapsar si la población no colabora.
Por su parte Manaos, capital del estado de Amazonas que vio su sistema de salud colapsado en mayo, cerró su hospital de campaña esta semana, y registró apenas ocho muertos por covid-19 en las últimas 24 horas.
Reapertura ‘precipitada’
Domingos Alves considera que los planes de apertura son precipitados y no atienden a todos los criterios señalados por la OMS, como la caída sostenida de casos confirmados y decesos durante varias semanas: «Estamos mandando la población hacia el matadero», afirma.
En las últimas dos semanas se registraron aglomeraciones en calles comerciales de Sao Paulo.
En Rio, los cariocas regresaron el fin de semana a las playas, para tumbar sol, jugar a la pelota o socializar en la arena sin mascarilla, pese a que la fase actual de reapertura solo permite la práctica de deportes individuales en el agua y en la senda peatonal de la costanera.
Pese a este clima de «vuelta a la normalidad», el riesgo de contagio sigue siendo «alto» en la ciudad de Rio, según un análisis de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ); el informe calcula una tasa de contagio de 1,39, número que indica la media de cuántas personas se contagian a partir de un individuo que contrajo el virus.
Para considerar la transmisión bajo control, la OMS considera que esa tasa debe estar por debajo de 1.
La alcaldía de Rio argumenta que la ciudad tiene «todas las condiciones de equipos y profesionales para tratar la demanda» y que actualmente «sobran» camas para pacientes con covid-19, aunque aclaró que puede revisar el plan en cualquier momento y volver a cerrar las actividades.
AFP