Perseguidos por los agentes azules de tránsito dicen sentirse los vecinos y comerciantes de la carrera 1 A, número 22 – 30 del barrio San Pedro Alejandrino, a un costado de la Terminal de Transporte de Ibagué. Señalan que desde hace cerca de un mes han estado llegando grupos de 10 funcionarios a imponer comparendos sólo en esa cuadra, a todos los vehículos que estén parqueando.
“Persecución”
La situación, según Adela Ricardo Vanegas, afecta su negocio, el reconocido Restaurante El Faisán, que cuenta con 28 años de tradición en el lugar, hasta donde llegan los conductores para degustar un plato de comida luego de acabar sus largas jornadas.
“El 80 o 90 por ciento de mi clientela son conductores. Cuando llegan a desayunar y cuando están comiendo, llegan los señores de tránsito, los azules, entre ocho y 10 por la parte de arriba y abajo de la calle, y les hacen un parte”, cuestiona la comerciante.
Afirma que los funcionarios no dejan que los comensales entren y aguarden en el lugar ni 20 minutos, porque les imponen un comparendo. Asegura la señora Adela, que los conductores no tardan mucho comiendo porque deben regresar de nuevo al volante. “No los dejan comer en paz por la zozobra de ganarse un comparendo”.
La comerciante recordó que en 2002 los comerciantes de la zona habían interpuesto una acción legal para que los dejaran laborar. Advirtió que si continúan los operativos, deberá cerrar su negocio.
Las familias
María Izquierdo, una vecina de la Terminal, habló con Q’HUBO y dijo que está inconforme porque ni siquiera dejan estacionar los vehículos particulares frente a las viviendas.
Afirmó que esta medida se estableció luego de que un vecino interpusiera una acción de tutela para impedir que los buses intermunicipales se estacionen en la vía. Ella está de acuerdo que muevan los automotores grandes, pero que no impidan el parqueo de automóviles.
“Cómo es posible que nos hagan parte por los carros pequeños, no puede haber nada, y le dije al de tránsito que el problema son los buses intermunicipales y me contestó que eran todos”, dice la mujer, quien aseguró que son groseros porque no les prestan atención, toman fotos y no aceptan los argumentos de los vecinos del barrio.
Lo curioso del caso es que una cuadra más abajo sí se observa otros automóviles y buses estacionados, e incluso hay un taller al aire libre.
Tome nota
Q’HUBO contactó a la Secretaría de la Movilidad para obtener algún pronunciamiento y al cierre de esta edición no lo habían hecho.
