Tres días después del embate del huracán Iota contra el archipiélago caribeño de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, las autoridades colombianas intentan restablecer los servicios esenciales en las islas sumidas en la destrucción y donde murieron por lo menos dos personas y una más sigue desaparecida.
El huracán, primero de categoría 5 que golpea el país, afectó las tres islas que suman unos 65.000 habitantes, dejando a miles de ellos sin vivienda y con pérdidas incalculables.
Una vez recuperados del pánico causado en la madrugada del lunes por la furia del huracán, los damnificados se auxilian unos a otros mientras el Gobierno trata de llevar a todos ayuda humanitaria.
Tal fue la magnitud de la catástrofe que este miércoles el presidente colombiano, Iván Duque, declaró por un año la situación de desastre en el archipiélago, una norma con la que espera mitigar los efectos de la emergencia, asistir a la población damnificada y restablecer los servicios de salud, energía, comunicación y agua.
«Uno escuchaba como si fueran aviones que estuvieran aterrizando por toda la parte selvática. Todos esos árboles cayéndose, (fue) impresionante (…) Estamos sin luz, todo lo que teníamos en las neveras se nos dañó», narró a Efe Nicolasa Vargas, habitante de San Andrés, la isla principal.
Vargas pidió el pronto socorro de las autoridades porque, según manifestó, no tienen alimentos ni han recibido ayudas, razón por la cual les ha tocado tenderse la mano entre vecinos, amigos y familiares.
Retirada de escombros y entrega de ayudas
A esa zona, agobiada por el abandono histórico de las instituciones del Estado, llegó el martes el presidente Duque, quien esta mañana viajó de nuevo desde San Andrés a Providencia, la isla más afectada del archipiélago.
Iota irrumpió el lunes en esa paradisíaca isla y borró casi la totalidad de su infraestructura dejando a su paso solo escombros, árboles caídos, varios heridos y viviendas en ruinas.
Para enfrentar la emergencia el primer mandatario anunció que las autoridades se enfocarán primeramente en entregar ayudas humanitarias, remover los escombros, limpiar el área, ofrecer atención en salud, y restablecer las comunicaciones, el flujo de energía y el suministro de agua.
El presidente puso en marcha un plan de reconstrucción de 100 días, aunque no descartó que dicho tiempo se extienda dado el nivel de afectación que sufrieron las islas, donde por fortuna no hubo más víctimas mortales, como él mismo reconoció ayer.
Según Duque, la prioridad de su Gobierno en las próximas semanas será brindar asistencia humanitaria a los damnificados, «desplegar el mayor número de carpas para la protección de las familias, con sus respectivos colchones», así como en entregar medicamentos y kits de alimentación y de higiene.
Desamparo histórico
San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que conforman el único departamento insular de Colombia, ubicado frente a las costas de Nicaragua y a más de 700 kilómetros de la Colombia continental, son un territorio sensible por el desamparo en el que han vivido por décadas sus habitantes y por los reclamos de esa nación centroamericana sobre las islas.
En noviembre de 2012 Colombia sufrió un revés diplomático cuando tras un prolongado litigio planteado por Nicaragua, la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, emitió un fallo en el que confirmó la soberanía colombiana sobre siete cayos cercanos a las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, pero le dio al país centroamericano una porción de mar mayor que la que tenía anteriormente.
Después del desastre causado por Iota surgieron en el país decenas de campañas para recoger alimentos no perecederos, ropa y artículos de primera necesidad que serán destinadas a los isleños.
«Vivir esta experiencia fue algo impresionante, (a) varias personas del sector nos tocó unirnos y salir a ayudar a todos los vecinos que estaban siendo afectados en medio del huracán. Como a las nueve o diez de la mañana (del lunes) estábamos con unas escaleras caminando de casa en casa ayudando en lo que podíamos», dijo a Efe Noha Davis, habitante de San Andrés.
Con las donaciones, que han sido promovidas desde el Gobierno, por el despacho de la primera dama, María Juliana Ruiz, con la campaña «Ayudar nos hace bien»; por empresas privadas y por particulares en distintas regiones de Colombia, se espera atender en parte las necesidades más urgentes de los habitantes del archipiélago porque la reconstrucción de las casas tardará.
«Se volaron varias tejas de muchas de las casas del sector. Por ejemplo, la casa de mi abuela que era la única casa típica que quedaba en el sector, quedó completamente destechada, de uno de los extremos de mi casa se volaron las tejas, me ha tocado subir a arreglar como pueda», lamentó Davis.