La vacuna que China está desarrollando para hacer frente a la COVID-19 podría tardar más de un año en estar disponible para la venta debido a la falta de nuevos infectados con los que realizar ensayos clínicos, tal y como ha informado la agencia de noticias CNS.
Actualmente se están realizando más de una decena de ensayos clínicos de posibles vacunas de la COVID-19 en diversos países, pero ninguna de ellas ha pasado aún a la tercera fase de pruebas, que requiere la participación de miles de personas para garantizar su efectividad.
China, donde se detectó el virus por vez primera a finales de 2019, registró menos de diez casos de coronavirus al día a lo largo del mes de mayo, lo que ha dificultado los ensayos. En total son 84.494 los casos confirmados en el país desde que comenzó la pandemia y 4.638 los muertos.
«Esperamos que podamos cooperar a nivel internacional y realizar una fase tres a nivel clínico de forma múltiple para lograr así que la vacuna llegue al mercado», ha explicado el vicepresidente del Grupo Nacional de Biotecnología Chino (CNBG), Zhang Yutao.
«La vacuna no llegará al mercado al menos hasta el año que viene tal y como avanzan las investigaciones», ha aseverado en una entrevista a la citada agencia. Un nuevo brote ha dejado por el momento más de 180 infectados en Pekín, la capital china, si bien Yang ha aseverado que el número de pacientes en comparación con la densidad poblacional es demasiado bajo como para propiciar un «ambiente de ensayo ideal».