IBAGUÉ. En siete allanamientos realizados por Sijin Metib y la Fiscalía en los barrios Magisterio, San Carlos, Restrepo, Portal de Virgen Segunda Etapa, Ricaurte, Santa Helena y La Macarena se capturaron a ocho personas que presuntamente pertenecerían a la banda ‘Los Graduados’, que según el coronel Miguel Ángel Botía, comandante encargado de la Metropolitana, se dedicaban a expender estupefacientes en la Universidad del Tolima.
Desde ayer a las 5:00 de la mañana los uniformados de la Sijin iniciaron los operativos en los barrios mencionados ingresando a las viviendas en donde supuestamente se empacaba la marihuana, basuco y cocaína, sustancias que fueron incautadas y que presuntamente se expendían en la Universidad del Tolima.
Eran estudiantes de la UT. Siete de los capturados fueron identificados como Luis Hernando Villamizar Guzmán, alias ‘Gordiño’, estudiante de negocios internacionales; Deybi Alexánder Mahecha Arévalo, alias ‘Deybi’, de la facultad de matemáticas y estadística, quien tiene una anotación como indiciado por violencia contra servidor público; Leydi Johanna Ortiz, alias ‘La Gorda’, del programa licenciatura en educación física y recreación; Leonel Fernando Gómez Martínez, alias ‘Barbas’, estudiante de psicología; Nixon Nayid Méndez, alias ‘El Calvo’, del programa académico ingeniería industrial; Nicolás Francisco González Hurtado, alias ‘Mechas’, estudiante de psicología, y José David Urueña Romero, conocido como ‘Rastas’ , quien adelantaba sus estudios en licenciatura en matemáticas.
El cómplice. El capturado número ocho es Mauricio Leandro Cruz Artunduaga, compañero sentimental de alias ‘La Gorda’, que según las autoridades tiene antecedentes por los delitos de fuga de presos, hurto calificado y agravado, porte, fabricación de armas y/o municiones, y lesiones personales.
Se daban sus mañas. De acuerdo con las declaraciones del coronel Botía, el ‘modus operandi’ de estas personas era matricular una o dos materias dentro de dicha universidad para así poder tener los carnés que los acreditaba como estudiantes, lo que les permitía ingresar las sustancias en tarros, y bolsas plásticas para venderlas a 500 el gramo de marihuana normal, y mil pesos el gramo de Cripy en zonas verdes, kioscos y casetas comunales del alma mater de la UT.
Las ganancias por la venta de estupefacientes era de 18 millones de pesos al mes.