REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com
En medio de la pandemia, cuando el comercio estaba cerrado y muchas empresas pasaban un mal momento, en una vivienda ibaguereña nació Soy Fit, un emprendimiento de ropa deportiva. La creadora es Lizeth Marcela Ramos Garzón, una mujer amante del ejercicio y de la buena alimentación.
En diálogo con Q’HUBO, Lizeth recordó que precisamente ad portas de la pandemia, ella había decidido retornar al mundo fit. Además, estaba desempleada y se vio obligada a generar ingresos.
“Estaba pasando un mal momento porque después del embarazo de mi niño empecé a subir de peso. Duré años sin ir al gimnasio y en el 2019 llegué a pesar 86 kilos. La obesidad me estaba afectando física y emocionalmente así que me dije: no más, llegó la hora de bajar o bajar”, dijo.
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Restaurante no dio
Recordó que junto con su esposo, empezaron a buscar ideas de negocios y llegaron dos: montaron un restaurante llamado Soy Fit y después el emprendimiento de ropa deportiva.
“Para el restaurante recibimos apoyo del Sena, pero lastimosamente no nos dio resultado. Lo ubicamos en el Centro, pagábamos casi 2 millones de pesos de arriendo más prestaciones y salario de los empleados. A eso suméle los impuestos”.
A la par del restaurante, a la pareja se le ocurrió vender también ropa deportiva. Al principio, la traían de Cali y la revendían a través de redes sociales. El primer pedido que trajeron se vendió como pan caliente.
Mientras la venta de prendas cada día crecía, el restaurante los llevaba a la quiebra.
“Varias veces, todo el dinero de la ropa se lo invertimos al restaurante, pero el negocio de comida nos dejó endeudados, sin moto y viviendo en casa de mi suegra. El emprendimiento virtual nos dio la mano y hoy, gracias a Dios, es nuestro norte. Me siento muy feliz con ella y ya no quiero emplearme ni trabajar para otra persona”, señaló Lizeth, de profesión docente.
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Fabricantes
Aunque en principio solo comercializaban las prendas, a finales del 2022 decidieron ser fabricantes y hoy, Lizeth es la persona que diseña las colecciones.
Entre las metas está aprender confección, comprar maquinaria y abrir un punto de venta.
“Como el restaurante quebró, la página de Instagram, en la que ya teníamos seguidores quedó como Soy Fit y así quedó bautizado el emprendimiento de ropa. De manera empírica he aprendido de contabilidad, planeación, diseño, a conocer de telas y hasta en tomar fotos y manejar redes sociales”.
Aunque ha tenido tropiezos y a veces ha querido tirar la toalla, los mensajes de las clientas y el sueño de ser grande y de tener un gran taller y varios puntos de venta la mantiene en el camino.
“Principalmente nos enfocamos en la calidad. Las telas las compramos en Ibagué, la persona que nos confecciona vive en la ciudad, los detalles, todo son de acá. Ya tenemos 15 distribuidoras en diferentes ciudades y los pedidos han llegado a muchas partes de Colombia”, indicó.
Una de las anécdotas que ha vivido la emprendedora fue la vez que compró una tela y salió con defectos. Lo más grave fue que se percató de la imperfección cuando los pantalones ya estaban confeccionados.
“Tenía pensado venderlos en 40 mil pesos, pero me tocó venderlos como saldos, en 20 mil. Cada tropiezo deja una enseñanza. Ahora cada vez que compro cualquier insumo, reviso muy bien y pregunto”.
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Historia de vida
Antes de quedar embarazada, Lizeth era una mujer muy dedicada al ejercicio. Pesaba 55 kilos, sin embargo, durante la gestación se alejó del gimnasio y empezó a comer por dos.
“Mis familiares me empezaron a consentir con caldos y alimentos con muchas calorías y como no hacía ejercicio, peor. Hubo un desbalance hormonal y me engordé”. Luego del parto, siguió subiendo de peso hasta que llegó a 86 kilos. Meses antes de la pandemia, hizo un alto en el camino y a punta de ejercicio y buena alimentación recuperó su figura y autoestima. A raíz de su historia, abrió una cuenta en Instagram en la que comparte rutinas de ejercicio y consejos de belleza.
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