EDWIN GUTIÉRREZ – qhuboibague@gmail.com
A la madrugada del jueves 20 de julio de 1995, miles de productores de café de todo el país se congregaron en el parque Manuel Murillo Toro de Ibagué, lugar que ocuparon durante dos meses para reclamarle al gobierno nacional, en ese entonces en cabeza de Ernesto Samper Pizano, soluciones a la crisis que apenas comenzaba debido a varios factores.
Doce años después, durante la segunda semana de octubre de 2007, miles de campesinos se tomaron de nuevo el Centro de la ciudad con la intención de permanecer un periodo de tiempo similar en el parque Murillo Toro y la Concha Acústica para manifestar su descontento con algunas políticas agrarias y dar a conocer las afectaciones que les estaba dejando la guerra, pero dicha protesta solo duró tres días tras una mesa de negociación.
El comienzo del paro
Una investigación de Jaime Eduardo Reyes realizada en 2009, da cuenta que el martes 18 de julio de 1995, la Unidad Cafetera Nacional convocó a un paro por dos razones: la primera, debido a que el bienestar de los productores del país había disminuido a raíz del rompimiento del pacto cafetero, lo que ocasionó una caída del precio mundial del grano; la carestía de los insumos y la imposibilidad de los campesinos para pagar los créditos. A lo anterior se sumó la aparición de la broca, que acabó con una parte de las cosechas.
Según Reyes, la segunda razón que llevó a los productores a participar del paro, fue la promesa incumplida del entonces presidente Ernesto Samper Pizano, que dijo que apoyaría al Fondo Nacional del Café para subsidiar a los pequeños caficultores, pero durante la crisis, incumplió su promesa.
Así las cosas, la mañana del miércoles 19 de julio, miles de campesinos de Líbano, Venadillo, Villahermosa, Falan, Palocabildo, Casabianca, Armero-Guayabal, Lérida, Santa Isabel y Anzoátegui; se congregaron con la intención de tomarse el puente sobre el río Magdalena en Honda, pero la militarización de este sitio impidió cumplir el objetivo; entonces se dirigieron a Lérida y a la media noche, partieron en una gran caravana hacia Ibagué.
Aproximadamente mil 500 manifestantes llegaron al Parque Murillo Toro a la 1 de la madrugada del jueves 20 de julio y se tomaron la tarima y varias carpas que estaban dispuestas para la celebración del día de la independencia.
La Asociación de Pequeños y Medianos Caficultores del Norte del Tolima, Asopema, fue la organización que se encargó de reunir a los campesinos en torno al paro indefinido, al que se fueron sumando productores agrícolas de otros municipios como Saldaña y Rovira, por lo que la toma del parque Murillo Toro, que se pensaba duraría apenas 24 horas, se fue prolongando durante semanas.
Al cabo de varios días, la Fuerza Pública señaló que la manifestación, al parecer, estaba infiltrada por grupos al margen de la ley, declaraciones que los líderes del paro rechazaron y calificaron como una deslegitimación de la protesta.
Las peticiones
Los medianos y pequeños cafeteros del Tolima, a los que se fueron uniendo productores de otras regiones del país, le pedían al Gobierno nacional gestionar soluciones para mejorar el precio de la carga del grano, la condonación total de los créditos adquiridos a raíz de la crisis, garantías como asistencia técnica y comercialización para la sustitución de cultivos de café, un plan de emergencia para el control de la broca, el otorgamiento de nuevos créditos y la creación de seguros de cosecha.
A la par de estas exigencias, también solicitaban políticas de salud, educación, vivienda y trabajo para la mano de obra agropecuaria, la mujer campesina e indígena; y la creación de veedurías de pequeños y medianos caficultores para el manejo de los recursos del Fondo Nacional del Café y de la Federación Nacional de Cafeteros.
Acercamientos y enfrentamientos
El martes 1 de agosto, tras dos semanas de haberse tomado el Murillo Toro y mientras los delegados de Asopema buscaban acercamientos con el ministro del Interior, Horacio Serpa Uribe, para buscar salidas al paro; el coronel Hernán Contreras, comandante de la Sexta Brigada del Ejército, aseguró que la situación de orden público en Ibagué era preocupante, debido a que a la par de la búsqueda de diálogos, más de 500 campesinos bloquearon durante cuatro horas el puente sobre el río Combeima, ubicado en la vía Ibagué – Armenia.
El plantón sobre este corredor vial, fue dispersado por miembros de la Fuerza Pública y en dicho enfrentamiento, tres campesinos resultaron heridos, 40 fueron golpeados y un soldado y un policía terminaron contusos, por lo que fue necesaria la presencia del personero de Ibagué, Jorge Enrique Cardoso, y del defensor del Pueblo, Santiago Ramírez.
Al día siguiente, los miembros de Asopema se reunieron con agremiaciones agrarias de Casanare, Norte de Santander, Antioquia, Risaralda, Huila, Valle del Cauca y Quindío para convocar a un paro nacional agrario.
Asesinato de Fernando Lombana
El lunes 14 de agosto de 1995, fue asesinado por la policía en Bogotá el campesino oriundo de Villahermosa, Fernando Lombana Martínez, de 30 años. Su muerte ocurrió luego de que un uniformado le disparó con arma de fuego desde una tanqueta en el puente de la avenida 26 con calle 34.
Ese día, Lombana estaba en una marcha de campesinos convocada en Bogotá, en el marco del paro nacional que se había tomado el parque Murillo Toro de Ibagué semanas antes. Cuando estaba ayudando a otros campesinos a cruzar la calle, fue impactado en la cabeza y a pesar de que sus compañeros lo trasladaron a un hospital, falleció minutos después.
Fin del paro
Varios días después de la toma del Murillo Toro, la Unidad Cafetera Nacional anunció que no continuaría en el paro. Debido a esto, cientos de campesinos del centro y sur del Tolima, Antioquia, Caldas, Huila y Valle; se unieron a la manifestación que ya completaba varias semanas en el Centro de Ibagué.
Germán Bedoya, uno de los campesinos que estuvo en el paro, en una columna escrita para la revista El Salmón hace dos años, aseguró que la manifestación contaba con el apoyo de la ciudadanía ibaguereña y denunció que luego de permanecer 63 días en el parque Murillo Toro, fueron hostigados en varias ocasiones por miembros de la Fuerza Pública que, según él, señalaban a los líderes de la protesta como “falsos líderes”.
Ademas, fueron testigos del asesinato por la policía nacional de Fernando Lombana y de la dilación del Gobierno Nacional en la mesa de negociación, hecho que se vio reflejado en más de dos meses de ocupación de un parque público en donde se registraron hasta problemas sanitarios. Según Germán Bedoya: “justo cuando habíamos tomado la decisión de retornarnos a nuestras viviendas con unos puntos de acuerdo con el gobierno Nacional y Departamental, fuimos violentamente desalojados (del parque Murillo Toro), por miembros del Ejército Nacional el 21 de septiembre a la 1:30 de la madrugada”.
TOME NOTA
El Paro Nacional Campesino de 1995 fortaleció las organizaciones agrarias y logró la condonación de deudas hasta por 5 millones, auxilios para el control de la broca y la instalación de cinco trapiches comunitarios en igual número de municipios del Norte del Tolima.