Arrieras de pura cepa: mujeres de Murillo trabajan por preservar la memoria del municipio a través de la arriería

Estefany Castellanos, Johana Vargas y Geraldín Fotos: Edwin Gutierrez/Suministradas/Q´HUBO

Edwin Gutiérrez qhuboibague@gmail.com

En Murillo viven tres mujeres que desde hace dos años buscan preservar la memoria colectiva del municipio a través de la arriería, un oficio desempeñado tradicionalmente por hombres, pero que en algún momento de la historia también fue realizado por campesinas que se le medían a transportar la carga a lomo de mula por las montañas del Norte del Tolima

Oficio tradicional 

La arriería es un oficio ancestral que contribuyó de manera significativa al desarrollo de varias regiones del país, principalmente en Antioquia y el Eje Cafetero, cuyos departamentos en su mayoría están ubicados en zonas montañosas en las que el uso de las mulas para sacar los productos agropecuarios a los pueblos y llevar el mercado a las fincas es la única opción de transporte. 

Las recuas de mulas guiadas por los arrieros también llevaron progreso a sus regiones a través de las mercancías que llegaban desde el extranjero a los puertos del río Magdalena y desde allí eran trasladadas a las regiones montañosas. Asimismo, abrieron nuevas rutas y fueron determinantes para el transporte de migrantes a otras regiones del país durante la colonización antioqueña.  Al Tolima llegaron durante esa época a los municipios ubicados en la zona de cordillera del Norte del Departamento, entre esos, a Murillo, que antes de convertirse en municipio en 1985, era un poblado conocido como Lepanto, donde se producía leche y se cultivaba fríjol, cebada, trigo, yuca y papa en abundancia. De ahí que se pueda decir que el progreso a esta región del departamento llegó a lomo de mula.  

¿Oficio de hombres? 

La arriería fue determinante para poblar las montañas del Norte del Tolima durante la colonización antioqueña y desde esa época ha sido un trabajo pesado que se percibe como exclusivo para hombres; sin embargo, a través de la historia también han existido mujeres que se le medían a cargar las mulas y a coger camino con grupos de hasta 10 animales, solo que no están documentadas y por lo tanto no permanecen en la memoria de los habitantes de la región. 

Pero esa situación empezó a cambiar desde  2020, cuando tres mujeres que tienen padres, abuelos y esposos arrieros, emprendieron un proyecto para darle la importancia que se merece esta labor y para rescatar la memoria de su municipio.   

Se trata de Estefany Castellanos, Johana Vargas y Geraldín Salgado, tres mujeres que viven en Murillo y hace varios meses decidieron convocar a otras habitantes de la localidad que quisieran participar en la práctica de la arriería, con el fin de rescatar la memoria del territorio a través de este oficio ancestral en el cual también ha existido participación femenina. 

Todo comenzó cuando le hicieron un homenaje a Evelio Herrera, conocido como ‘Rugeles’, abuelo de Estefany y uno de los arrieros más reconocidos y antiguos de Murillo. Se desempeñó en el oficio durante alrededor de 50 años. En octubre de 2022, durante la celebración de los cumpleaños del municipio, organizaron el evento, al cual se inscribieron ocho mujeres, un número significativo teniendo en cuenta que la arriería es desempeñada tradicionalmente por el género masculino.

Desde esa fecha, han ganado reconocimiento entre los habitantes de Murillo y municipios cercanos, sobre todo entre los hombres, algunos de los cuales las ven con admiración, mientras que otros lo hacen con asombro, pues no es común que sean ellas las que se ocupen de este trabajo pesado y extenuante en las fincas. Es de destacar, que también han viajado a representar su territorio a otros departamentos.  

Una labor de admirar

En el caso particular de Johana Vargas, vive con su familia a cuatro horas de distancia del casco urbano de Murillo y en su finca es capaz de realizar cualquier trabajo, desde las labores domésticas, hasta cargar bultos de cuatro arrobas de peso, subirlo a las mulas, acomodarlo y emprender largos recorridos. Su padre y hermanos también fueron arrieros. 

Representan a su tierra 

Las arrieras de Murillo han participado en varios concursos y eventos a nivel nacional representando la cultura de la arriería. Fueron invitadas al Primer festival nacional de la arriería en Manzanares (Caldas), así como a las fondas de la arriería que se desarrollaron en enero, durante la versión 66 de la Feria de Manizales, y a otro evento similar en Marulanda, realizado en noviembre de 2021. De igual forma, en noviembre de 2022 participaron del Primer festival internacional de la arriería y la mujer campesina, como parte de los 150 años de Murillo. 

Estefany Castellanos es nieta de Evelio Herrera, uno de los arrieros históricos de Murillo.

Johana Vargas es una mujer campesina que se le mide a cualquier labor agropecuaria. 

Geraldín es enfermera, llegó a Murillo a trabajar y allí conoció a su esposo, un arriero tradicional. 

En Murillo, la arriería en la actualidad sigue muy vigente, pues las mulas son el principal medio para transportar papa, arveja, madera, arracacha, tomate de árbol, queso, entre otros productos de la zona. 

DATO

La vestimenta de los arrieros, incluye: pantalón de dril, camisa de tela gruesa, sombrero de iraca, alpargatas, rabo de gallo, tapadora para los ojos de la mula, rejo, peinilla, delantal de cuero, muleras para no ensuciarse y un carriel con varios elementos.   

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