Los habitantes de Ancón se precian de vivir en uno de los sectores más extensos de la zona noroccidental de Ibagué. Bordeado por montañas y bien comunicado, gracias a varias vías de acceso hacia el Centro y barrios vecinos, Ancón abarca el territorio comprendido desde la calle 17 en la Universidad Antonio Nariño, hasta las calles que rodean al cerro Pan de Azúcar y al del Siete de Agosto.
Ancón es ese lugar donde caminando se encuentra de todo: desde un restaurante, hasta una iglesia; o desde un supermercado, hasta una universidad. Sus más de 3 mil habitantes se precian de vivir en un sector que destaca por la tranquilidad, la buena convivencia entre vecinos y más de medio siglo de historia, creciendo en un lugar privilegiado en la Musical.
Mucha historia
Por años, lo que hoy se conoce como Ancón y sus sectores vecinos, fueron grandes terrenos, pertenecientes a fincas cafeteras, en lo que antes había sido territorio de los indígenas Ancones, gracias a lo cual gran parte del territorio que hoy conforma la comuna Dos, recibió el nombre de Anconia Alta y Anconia Baja.
En plena época de la violencia bipartidista, el cerro Pan de Azúcar, propiedad de la familia Rubio, fue cedido para la instalación de un monumento a la Virgen con el cual se esperaba calmar los ánimos exacerbados. La Virgen fue donada por Heriberto Upegui y destruida por un sismo en 1994, por lo que se instaló un segundo monumento esculpido por Olmer Rojas en 1999.
Según Carmen Torres, habitante del barrio desde comienzos de los 60, por años Ancón abarcó muchos de sus hoy sectores vecinos, extendiéndose desde los límites con la vereda Ancón Tesorito, hasta la Sexta Brigada, y abarcando lo que hoy se conoce como Siete de Agosto y Malabar, con muchas de sus calles destapadas, pocas casas y la presencia aún de lo rural.
Siempre activo
Relata Ana Bertilda Rodríguez, presidenta de la Junta de Acción Comunal, que tradicionalmente Ancón se ha caracterizado por ser un barrio de gente activa y trabajadora, en constantes actividades comunitarias, gracias al espíritu colaborador de su gente y a que cuentan con unas envidiables instalaciones en su salón comunal. “Es tan amplio que ha habido gimnasio, comedor comunitario y hasta taller de confecciones”, afirma. Sin embargo, todas esas actividades se han visto afectadas por la pandemia.
Además, según Rodríguez, otros aspectos que destacan al barrio son la tranquilidad, que se evidencia en los escasos hechos de inseguridad que se reportan de ese sector; y el fervor de sus habitantes, que ven en la iglesia de San Cayetano y su amplio salón parroquial, puntos de encuentro no solo religioso, sino también social. Allí, cada 7 de agosto se celebra el día del patrono parroquial, fecha que congrega a los vecinos a festejar.
(FORMATO DE NÚMEROS):
- Malla vial
La presidenta de la JAC la califica como “desastrosa”. Calles como la 17 entre carreras Novena y Décima; la 16, entre carreras 10 y 12 y la 16A, frente al salón parroquial, presentan un deterioro grave. En la mayoría de los casos, se trata del cambio de alcantarillado que está pendiente. Por el barrio circulan varias rutas de buses, por lo que el tránsito vehicular se torna más complicado.
- Conectividad
Existen tres rutas: La dos, que va a Cañaveral; la 39, que comunica con el Topacio, y la 50, que hace un recorrido desde El Salado. El sector cuenta con varias vías que comunican con otros barrios, como la 17, que va hacia Pueblo Nuevo; la 15, que sale a la Sexta Brigada, o la carrera 13, que comunica con el 20 de Julio. Además, Ancón está a pocos minutos del Centro, tanto a pie como en vehículo.
- Alcantarillado
Debido al deterioro de la red, varias calles necesitan reposición de las tuberías. El Ibal ha hecho presencia para realizar los estudios correspondientes. Según indica la presidenta de la JAC, en un tramo de la calle 17, ni siquiera se cuenta con drenaje. Por otro lado, desde hace unos meses persiste un daño en límites con Malabar, sobre la calle 15 con carrera 12. El deterioro vial es cada vez más evidente y los malos olores insoportables.
- Medio ambiente
Ancón es un sector rodeado de cerros y zonas verdes. Una de esas zonas está localizada en el separador de la avenida 16A, frente a la iglesia San Cayetano. Sobre esta, hay pendientes solicitudes de mantenimiento a Cortolima. También se ha pedido presencia sobre la ribera de la quebrada ‘La Aurora’, que marca límite con el barrio la Trinidad, por contaminación del afluente.
- Seguridad
Gracias a la presencia del Cai Ancón y la proximidad de la Sexta Brigada, no se presentan mayores problemas sobre este tema. Sin embargo, existe la percepción de que no fue acertado el cambio de ciertas luces led, cerca al parque biosaludable de la calle 16A. Por contar con la proximidad de zonas como el cerro Pan de Azúcar, en las noches se hace necesaria vigilancia del cuadrante.
- Convivencia
La comunidad es descrita como excelente en cuanto a trato y convivencia. Gente trabajadora y solidaria, que no lo piensa dos veces a la hora de apoyar a quien lo necesita. La pandemia afectó la vida de muchas personas, por lo que actualmente la participación en temas de interés común se ha visto limitada, y según la presidenta de la JAC, es necesario que más integrantes de la comunidad tomen parte.
- Actividad comunitaria
Hay un salón comunal grande que ha funcionado como gimnasio, y como taller de confecciones comunitario, actividad que ha generado renta para madres cabezas de familia, pero que se vio interrumpida por la pandemia. Allí también funcionó un comedor comunitario para niños, pero infortunadamente este tuvo que ser entregado hace un tiempo. Otro punto de actividad social es el salón parroquial.
- Actividad comercial
Ancón es un sector muy dinámico. Además de decenas de tiendas, panaderías, droguerías y papelerías, distribuídas por todo el barrio; cuenta con la sede Ibagué de la Universidad Antonio Nariño y la parroquia San Cayetano. La calle 17 es la zona más comercial, con presencia de un supermercado D1, un Gana Gana y un punto Efecty. También hay negocios como ferreterías, restaurantes y peluquerías.
(DATO):
En la década de los 60, la Fábrica de Gaseosas Tolima contribuyó a la construcción de unas viviendas para empleados de la compañía en un lote del barrio Ancón, en lo que hoy serían las calles 16A y 17. Se trataba de una modalidad de vivienda obrera, facilitada por el Instituto de Crédito Territorial.