Luego de que las autoridades cerraron otra vez, por 10 días, dos videochat eróticos que funcionaban en el barrio Limonar y Rincón de Piedrapintada de Ibagué, la propietaria de ambos establecimientos decidió desocupar los inmuebles.
Los vecinos celebraron la decisión, pues ya no sabían que contestar a las preguntas de sus hijos cuando escuchaban los sonidos con contenido sexual.
Según el proceso adelantado por la Inspección Cuatro, los negocios de modelaje webcam ejercían una actividad comercial diferente a la establecida en el Registro Mercantil. Los vecinos siempre insistieron en que este es un sector residencial y la ley indica que sólo videochat eróticos pueden funcionar en zonas comerciales o industriales, ya que su actividad es considerada de alto impacto.