IBAGUÉ. José Arbey Bonilla Puentes, alias ‘El Señor de la B’, y 14 cómplices, dos de ellos patrulleros de la Policía, fueron acusados ayer de concierto para delinquir con fines de extorsión, terrorismo, homicidio, fabricación, tráfico y porte de armas, y fabricación, tráfico y porte de estupefacientes.
La Fiscalía dice que Bonilla, de 42 años, actuó como jefe de seguridad del extraditado narco traficante Eduardo Restrepo Victoria, y es señalado desde el año 2002 por Robinson Javier Guilombo Arroyo, testigo protegido del Gobierno de los Estados Unidos, y Sergio D’iodoro Vera, otro testigo dentro del proceso seguido a ‘El Socio’.
Kirov Leonidas Rubio, Fiscal 16 Seccional de la URI, dijo que después Bonilla creó su propia organización, tomó una zona del departamento y comenzó a dar concesiones. Según la formulación de acusación, Bonilla trabajaba hombro a hombro con José Alexánder Granada Gallón, de 36 años y conocido con el alias del ‘Tigre’. Ahora hay una guerra entre ellos por el control y según la Fiscalía esto derivó en que comenzaran a matarse entre sí.
Bonilla hizo parte de ‘Los Rastrojos’, considerada hoy como la banda criminal más grande del país, y hasta el momento de su arresto el pasado viernes manejaba franquicias para pegarse a poliductos y entregaba bodegas en concesión para ocultar mercancías mal habidas.
De acuerdo con la acusación de la Fiscalía, ‘El Señor de la B’ ocupaba varios bienes que estaban a nombre de otras personas sin tener capacidad económica, los cuales han sido objeto de extinción de dominio.
Uno de esos bienes en que habitaba Bonilla es una finca de 237 hectáreas conocida con el nombre de ‘La Esperanza’ en el municipio de Rovira, la cual estaba en poder de la madre del extraditado narcotraficante colombiano Guillermo Amaya Ñungo, quien fue capturado por las autoridades de Nicaragua. Así mismo, un lote en el sector de Ambalá de Ibagué donde vivía con su esposa Ingrid Johana Carbonel.
El Fiscal 16 Seccional señaló, así mismo, que Bonilla sacaba de apuro al grupo de la organización dedicado al sicariato cuando necesitaban munición, y el trato que recibía en las intervenciones telefónicas era el de ‘jefe’ o ‘patrón’, por lo que les advertía que no dijeran eso porque “da mucha cárcel”. Además en la captura se le encontró un arma de largo alcance sin permiso, concretamente una subametralladora UZI.
Oficina de sicariato en Ibagué
Otros acusados en la causa son alias ‘El Tigre’, lugarteniente de Bonilla y jefe de sicarios capturado en Calarcá; su concubina Shirley Milena Osorio, alias ‘la Flaca y de 26 años; su hermano Jhon Fredy Granada Gallón, alias ‘Pai’ y de 36 años; Edson Javier Ibatá Prada, alias ‘Mono Ki’ y de 25 años; Fidel Perdomo Serna, alias ‘Fidel’ y de 32 años; Rafael Gómez Peña, alias ‘Achechino’ y de 36 años; y Giovanni Augusto Moreno, alias ‘Sida’.
Según la Fiscalía, estos siete pertenecían al ala de sicariato de la estructura y se cree que participaron en los homicidios de Miller Sandro Casas, mayorista de cebolla de la Plaza de la 21 asesinado en septiembre de 2009 porque se negó a pagar cuota y denunció a las autoridades; Carlos Giovany Rojas, baleado en agosto del año pasado por inconvenientes con tráfico de drogas, y Víctor Alfonso Cardoso, muerto en octubre del mismo año.
Igualmente en el asesinato de José Rodrigo Arias Gómez, alias ‘Quika’, cuyo determinador fue Jhon Jaime Ávila Botero, alias ‘Pulmón’, con quien tuvo un problema en la cárcel. Por su muerte se pagó dos millones y medio de pesos a la ‘oficina de cobro’ comandada por ‘El Tigre’ y fue necesario traer de Bogotá una prostituta para sacarlo de su casa, luego llevado a un hotel donde lo ahorcaron y tirado después en la Variante.
Al menor A.M.E. (por sus siglas), le hicieron tres atentados por retaliación al haber asesinado en defensa a alias ‘Fritanga’, un vendedor de drogas amigo de ‘Pai’ y socio de ‘Achechino’. El adolescente sobrevivió a los atentados, incluyendo una granada que le lanzaron a su vivienda y luego a la cacería que le hicieron en un hotel en Medellín a donde huyó para protegerse, debiendo resguardarse también en uno de los ataques en Ibagué en un CAI de la Policía.
Policías corruptos
Los patrulleros Jaime Andrés Ángel Gutiérrez, alias ‘Angelito’, y Edwin Alberto Peña Valderrama, alias ‘Peñita’, de 26 y 22 años respectivamente, fueron acusados de concierto para delinquir degradados a cómplices y por el delito de concusión.
Según la Fiscalía, los dos miembros activos de la Policía tenían comunicación directa con ‘El Tigre’ y alias ‘Balín’, informaban a la organización cuando la central de radio reportaba hechos delincuenciales, intervenían ante otros policías para devolver carros y motos, y lo más grave es que pusieron en riesgo la comisión judicial que los investiga dando a conocer actividades realizadas.
También les ofrecían munición, recibían dinero, prestaban sus motos y pedían que les compraran el seguro obligatorio, incluso recibían licor y se emborrachaban con ellos.
Cartel de la cebolla
Así mismo, la Fiscalía acusó a Julio César Angarita Rodríguez, alias ‘El Mechudo’ y de 30 años, quien pedía la cuota a los vendedores de la Plaza de la 21 y se ubicaba al pie del CAI a recibir la plata; y José Alberto Berrío, alias ‘Rasca’ y de 47 años, quien servía de informante de los carros que llegaban de los mayoristas de cebolla y cilantro.
También a María Eugenia Rodríguez Gómez, alias ‘Euge’, y Rafael Antonio Gómez Guzmán, alias ‘Toño’ y de 62 años, quienes ejercían el microtráfico en el Líbano.