Como parte de la celebración de la Semana de la Diversidad y el Orgullo Lgbti en Ibagué, fueron reconocidas algunas personas de este colectivo, por su aporte a la sociedad, desde el trabajo por la comunidad. Una de ellas fue Sandy Catalina Morales, la primera mujer trans en convertirse en funcionaria de la Alcaldía de Ibagué hace unos años, y quien actualmente desea continuar con su labor de ayuda a personas en condición de vulnerabilidad.
Una gran historia de vida
Sandy es una mujer franca y desparpajada, que no tiene problema en contar su experiencia de vida, como por ejemplo, que lleva 37 años de haberse realizado la reasignación de sexo, o que ejerció la prostitución en Europa, donde residió por varios años, y luego, a su regreso a Colombia, continuó con la actividad hasta que le fue brindada la oportunidad de trabajar en la adminsitración del entonces alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, hace cinco años.
“Jaramillo fue el primer mandatario que nos sacó de ese hueco. En total fuimos 64 mujeres que dejamos el trabajo sexual. El 1 de enero de 2016 iniciamos labores, recogiendo a habitantes de calle del Centro en una ambulancia. Un abuelito que siempre andaba desnudo fue el primero al que escogimos para mejorarle la vida”, recuerda Sandy.
La activista, que se convirtió en la primera mujer trans en ser contratada como funcionaria de la Alcaldía de Ibagué, junto con una amiga suya, trabajó con la Casa de los Abuelos en El Salado y fue la mano derecha del exalcalde para brindarles otras oportunidades a mujeres que no tenían otro modo de sustento distinto al trabajo sexual.
Sensación de frustración
Lamentablemente, con el cambio de Administración a Sandy no se le renovó su contrato y el programa en el que trabajaba tampoco continuó. La mujer de nuevo quedó desempleada. A partir de ese momento, se dedicó a otros oficios varios, pero nunca dejó su labor social. Lo que sí lamenta es que muchas mujeres se vieron obligadas a volver a las calles.
“Trabajé en el Banco de Alimentos con el Arzobispo. A mi casa llegaron 80 mercados en pandemia y los repartimos a los necesitados. Pero me siento frustrada porque aunque ya empezó a funcionar el programa de Mujer y Desarrollo Social, se necesita más.
“No basta con una actividad porque las ayudas no son solo para una vez. Necesitamos oportunidades para esas mujeres que me trabajaban y han tenido que volver a vender el cuerpo. Eso me da mucha tristeza”, expresa la líder del sector Lgbti.
A pesar de ello, Sandy ha continuado ayudando como puede, por ejemplo, ha impulsado que algunas amigas suyas no abandonen las labores de peluquería, actividad que puede darles una mano, si se trata de buscar alternativas distintas al trabajo sexual.
Reconocimiento a su labor
Como parte de los eventos que se llevaron a cabo durante la Semana de la Diversidad, a Sandy se le entregó un reconocimiento por su incansable labor social. “Me reconocieron por lo que he cambiado. Dejé todo atrás: drogas, hombres, tacones”, asegura la activista, que se ha convertido en un referente dentro de la población Lgbti y en sectores vulnerables, donde ha brindado lo mejor de sí para ayudar a quienes lo necesitan.
De lo que sí está convencida Sandy, es de que su labor no va a parar.
Por el momento ya logró reunirse con 17 mujeres trans, extrabajadoras sexcuales, con quienes adelanta el proyecto de trabajar en una asociación denominada Mujeres Diversas por Colombia, para que este sector poblacional tenga las oportunidades que les han sido negadas.
Dato
Además de su activismo, Sandy resaltó que durante su periodo como funcionaria pública tuvo la oportunidad de adelantar estudios, y esa es una meta de vida en la que desea avanzar, en pro de su vocación de ayuda a los demás.