IBAGUÉ. Luego de aceptar el acuerdo entre la Fiscalía y Jairo Alfonso Piedrahita Toro, la Juez Quinta Penal del Circuito lo condenó a pasar 27 años en prisión, por la muerte de Héctor Andrés Plazas Herrera, ocurrida el pasado 19 de marzo.
Piedrahita Toro aceptó que cuando iba en busca de alucinógenos se encontró con Plazas Herrera en el sector de ‘La Vuelta del Chivo’, le recordó una pelea que sustuvieron un año atrás, como llevaba un revólver le pegó con el arma en la boca y luego le disparó en la cabeza.
Cuando el occiso cayó al suelo lo dejó cerca a un basurero, y mientras el hombre seguía con vida, con un cable le hundió los ojos, puso más basura y una esterilla a su alrededor, y le prendió fuego con unos fósforos que compró en una tienda cercana.
Al notar que aún estaba vivo y para que no sufriera, según indicó el condenado en su confesión a la Fiscalía, le disparó dos veces más en la cabeza, y luego se fue por las escaleras abajo hasta el Río Combeima, donde arrojó el arma y caminó hasta el barrio El Bosque.
Querían más rebaja
Piedrahita Toro aceptó como cómplice los cargos de homicidio agravado y porte ilegal de armas, motivo por el cual recibió una rebaja en la condena.
Pero ante la solicitud del abogado de Piedrahita Toro de otorgar el 50 por ciento de descuento de la pena por su entrega voluntaria, así como no contar con antecedentes judiciales, la togada no accedió a tal pretensión y argumentó que no podía ante la gravedad del delito y sevicia en el homicidio.
Además el condenado puso al occiso en situación de indefensión y recordó la petición del delegado del Ministerio Público de imponer una condena ejemplar y por último indicó que era increíble que en esta Ciudad tan tranquila ocurriera este tipo de hechos.
La Juez de Conocimiento inhabilitó a Piedrahita Toro por 20 años, le prohibió el porte de armas durante 15 años y ofició al Inpec para que le asigne un centro de reclusión para cumplir la pena, la cual no fue apelada.
Su familia fue avisada
Hacia las 3:00 de la madrugada del 19 de marzo, un hombre llegó a la casa de la familia de Héctor Andrés Plazas Herrera, de 26 años de edad, y dijo que habían matado a ‘Andrés’, pero sus allegados hicieron caso omiso y siguieron durmiendo.
En la mañana su progenitora fue abordada en el puesto donde vende pescado en la Plaza de La 28, por una persona que le preguntó que si había identificado al joven, pero la mujer le dijo que no, así que se acercó en la tarde al Instituto de Medicina Legal, donde vio a su hijo, a quien con la tarjeta dental pudieron establecer sus nombres.