IBAGUÉ. La venezolana Nailet Sarai Guzmán Bermúdez no pudo huir de la justicia, pues fue capturada por el CTIde la Fiscalía en Soacha, Cundinamarca, y enviada a la Cárcel por el Juzgado Séptimo de Garantías. Deberá pagar por el homicidio del tendero Pedro José Ruiz Castro, ocurrido el 27 de abril en la Ciudadela Simón Bolívar.
La mujer no aceptó los cargos por homicidio agravado y hurto calificado y agravado.
Así fue el homicidio
Según la Fiscal 11 Seccional de la Unidad de Vida, la mujer vivía en arriendo, junto con seis personas también venezolanas, en el tercer piso, en la manzana 5 casa 23 de la primera etapa de la Ciudadela Simón Bolívar, de propiedad del occiso.
La venezolana, natural del estado de Aragua, se había pasado hacía un mes a la vivienda con su compañero sentimental David Alfredo Rojas Cedeño, con quien habría cometido el homicidio. La pareja vendía dulces en el semáforo del barrio Palermo.
Los venezolanos esperaron a que don ‘Pedrito’, que vivía solo en el primer piso, donde tenía la tienda, cerrara el local. Al parecer le pidieron bebidas embriagantes y el novio de Guzmán Bermúdez peleó con él, para que le dijera dónde tenía guardado el dinero, que ascendería a 10 millones de pesos.
La familia del occiso calculó que el hurto fue de 12 millones de pesos, entre ellos, había unas monedas que tenía en una alcancía.
El hombre, que ya superaba los 50 años, forcejó con el joven, quien le ganaba en fuerza, mientras la mujer tomó una riata, se la puso en el cuello y con ella asfixió a don ‘Pedrito’. Así le confesó el hecho la pareja a una compatriota que los hospedó luego del crimen. Señalaron que habían entrado a robar una licorera y asesinaron al dueño.
Testigos
Un inquilino del segundo piso indicó que escuchó ruidos, pero no salió a mirar sino después de las 3 de la madrugada de ese día, cuando ‘Coco’, un habitante en condición de calle, gritó que don Pedro había dejado la puerta de la tienda abierta. Bajaron y al alumbrar hacia el local, vieron el cuerpo del hombre, pero fueron los Policías del Cuadrante los que entraron y señalaron que no tenía signos vitales.
Otro testigo dijo que vio cuando la pareja llegó pasadas las 10 de la noche. La mujer, que tenía mucha confianza, incluso una supuesta ‘aventura’ con don Pedro, le tocó el rostro y subió.
El tendero despachó a los clientes, limpió las mesas y cerró las puertas, sin embargo, cuando hallaron el cuerpo de don Pedrito, la casa estaba revolcada, y había dos botellas de cervezas ‘piponas’ sobre una mesa a medio tomar.
La progenitora de Rojas Cedeño, contó que a su hijo no lo volvió a ver desde el día del crimen. Los dos cerraron el Facebook y al comunicarse con el hermano, el exnovio de la capturada dijo que no la iba a dejar sola.