IBAGUÉ. Una Juez determinó ayer iniciar el 22 de octubre el juicio contra Larry Ronald Vera Laguna por el crimen del menor Yeison Andrés Lozada Cruz, que se convirtió en el primer homicidio cometido este año en Ibagué.
El asesinato se registró a la 1:40 de la madrugada del primero de enero en el barrio Uribe Uribe, y la familia de la víctima dice que se trató de una venganza por haber denunciado un hurto que el acusado cometió tres meses antes en su casa.
“Nos robó un cilindro de gas en la madrugada y cuando lo descubrimos lo tiró al río. Ya antes nos había robado una chaqueta de jean, una cicla y una gallina; no podíamos quedarnos más callados”, explicó la progenitora del menor asesinado.
Al parecer, el adolescente fue perseguido por Larry con un cuchillo hasta que lo apuñaló mortalmente mientras tocaba a la puerta de la casa de un medio hermano que había llegado de otra ciudad y había salido a saludar.
Larry pasaba constantemente por la casa, lanzaba insultos y los amenazaba ‘por sapos’, por lo que el finado lo enfrentó cuatro días antes de ser asesinado de una puñalada que le comprometió el pulmón y el corazón.
“Estábamos reunidos en familia cuando vino un niño y le dijo que un hermano por parte de padre lo quería saludar. Mi hijo me pidió que lo acompañara y lo dejé en la casa de su medio hermano. Caminamos tres cuadras cuando se oyó la bulla, me devolví y mi hijo estaba en un pastal ensangrentado; todos gritaban ‘Larry lo apuñaló’”, refirió doña Nancy Lozada Cruz que testificará en el juicio.
Varios vecinos que presenciaron los hechos pasarán al estrado llamados a declarar por la Fiscalía, entre ellos Helena Vargas Gaitán que vio a Larry cuando apuñaló al menor y Oscar Eduardo Ruiz Claros que presenció al acusado portando un cuchillo y enfrentarse a la Policía.
La defensa también refrescará los acontecimientos con testigos que declararán que el acusado fue lesionado el día de los hechos y cómo se inició la riña. Llevará además pruebas documentales, entre ellas el resultado de embriaguez que evidenció el tufo y el alicoramiento en segundo grado del acusado, y el dictamen de lesiones no fatales que sufrió.