Seguir siendo un matrimonio apasionado ¿es posible?

Por: Norma Bejarano (Psicóloga-Sexóloga)

Tomada de internet

Para una sexóloga la pareja (generalmente en crisis) es su cliente más asiduo. Dificultades propias de una relación son los motivos de consulta, especialmente las de orden sexual. En nuestro ambiente arbitrado tenemos un método infalible para medir la vigencia erótica de la dupla, y es indagar si tienen o no, encuentros sexuales, pero con un condicionante, que sean percibidos  como plenos y satisfactorios. Cuestión que a muchas personas un silencio largo las delata. Pese a esto, algunas de las parejas que uno observa y escucha en el espacio terapéutico no resultan tan disparejas, lo que nos hace plausible intervenir antes de darles el contacto del abogado.

Extraviar el ímpetu ardoroso de la pasión no es necesariamente una señal de desamor. Aunque es poco probable que un matrimonio sobreviva a una pobre sexualidad. Entiéndase sexualidad como un tema integral, no sólo como el coito de rigor que muchas parejas se ofrecen. Sexualidad son muchas cosas: consolidar un vínculo generoso; compartir buena parte de gustos (eróticos o no); obtener gratificaciones comunes; poder ser, verse, vivirse y sentirse como seres sexuados. Sexualidad en la pareja se orienta a algo más excelso que no obedece a la levedad o a las pulsiones.

¡El deseo no es políticamente correcto!

Muchos aspectos rompen la dinámica amatoria de la asociación afectiva: biológicos, emocionales, afectivos, psicológicos, relacionales, convivenciales, etc. Cada uno con sus discrepancias más o menos traumáticas como para generar pereza sexual y desencuentros de alcoba. Todo lo anterior sumado a que el deseo no es algo estático; saberlo gestionar es determinante para mantener el vínculo y un devenir en la relación. Tampoco es algo nimio, leer manuales no resulta tan efectivo, pues tienden a crear “rutina”. Menos aún es políticamente correcto, el método lo inhibe, es caprichoso, ávido de novedad, y una de las razones es que el cerebro desea con menor intensidad lo que ya posee. Al deseo lo exaspera la estabilidad, por lo tanto, para mantener a tono la pasión, la pareja debe re-direccionarlo constantemente.

¿Pero, como seguir siendo un matrimonio apasionado?

-Apasionarse es elegirse en pareja antes que pensar en cualquier otro plan, y para que esa pasión fluya todo debe estar marchando más o menos bien. El sexo no es buen animal de carga y entre más peso tiene, mas obcecado es. Por lo que comunicarse eficazmente para descubrir y  resolver las situaciones que lo están entorpeciendo es el primer paso para lubricar la maquinaria erótica.

-Plantearse el sexo es posible si aún existe química, antojo total, complicidad y compromiso. Tal vez los encuentros no serán como antes y no tienen porqué serlo, pero sí habrá una vida sexual satisfactoria.

-La pareja debe equilibrar el “contigo” y el “sin ti”. Contigo (cercanía): para construir el amor, tener seguridad, una rutina, predictibilidad, conocimiento, complicidad, confidencialidad. Sin ti  (espacio): para querer, ansiar, anhelar, fantasear, encenderse, ¡desear!

“Al amor no le preocupa el “estar”, en  exceso, pero al sexo a veces, sí”. Hay que procurarle novedad, que no va sólo en comprar lencería, un juguete erótico, cambiar de pose ni ir al motel. El sexo es más pretencioso; requiere de la curiosidad como elemento clave; le gusta el morbo, algo un poco oscuro, misterioso, aventurero, sorpresivo.

Cada pareja teje su propia madeja y elabora su arte amatorio. Hilar sin enredar requiere trabajar (bajo asesoría) en aspectos como espacio, sentido del humor, autoestima, apegos, erótica de vida, complicidad, confianza, planeación y erotismo. El acompañamiento mostrará otro tipo de conexión para  la sexualidad, cosa que la cotidianidad y los tips no  ofrecen.

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