Los vejámenes iniciaron cuando el menor tenía apenas 13 años de edad.
Todo comenzó en el año 2010, cuando el religioso llegó a desempeñarse como párroco en una iglesia ubicada en el barrio San Martín, en Bogotá. Para esa época, contrató los servicios de limpieza de una mujer, quien ejercía sus labores en compañía de su hijo de 13 años, quien se convirtió en la víctima de la historia.
De acuerdo con información revelada por la Fiscalía, poco tiempo después de que la mujer comenzó a trabajar para el sacerdote, habrían empezado los abusos hacia su hijo. Tres años después, el cura fue trasladado a otra iglesia: no obstante, contactó de nuevo a la madre de su víctima, al parecer, para continuar con sus intenciones. Los abusos se repitieron por seis años consecutivos, hasta cuando el joven alcanzó los 19 años de edad.
Por esos hechos, un Juez de la capital le imputó al religioso identificado como William Eduardo Alfonso Gómez, los delitos de actos sexuales con menor de 14 años, acceso carnal con menor de 14 años, acto sexual violento y acceso carnal violento, cargos que el cura aceptó y fue enviado a la cárcel.
