Hacerle frente al incremento en el número de masacres que desde el año pasado se viene dando en el país, así como a los asesinatos de líderes sociales que no paran, además de continuar fortaleciendo la lucha contra el narcotráfico, identificar y desarticular a los grupos armados ilegales y mejorar la seguridad ciudadana y, eventualmente, lograr que se retomen las fumigaciones de cultivos ilícitos, son solo algunos de los retos a los que tendrá que hacer frente el nuevo ministro de Defensa, Diego Molano, sucesor del fallecido Carlos Holmes Trujillo.
El nuevo jefe de la cartera de Defensa, uno de los funcionarios de mayor confianza del presidente Duque y ficha clave del Centro Democrático, se venía desempeñando como director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, desde el 31 de octubre de 2019.
Molano es administrador de empresas de la Universidad del Rosario, con especialización en Relaciones Internacionales, de la Universidad Javeriana, y maestría en administración pública de la Universidad de Columbia (EE.UU).
En el gobierno de Álvaro Uribe fue director del Departamento de Acción Social, y en el de Juan Manuel Santos, director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, de donde pasó al sector privado como jefe de la Fundación Bavaria. Además ha sido precandidato a la Alcaldía de Bogotá por el Centro Democrático y concejal de la capital por el mismo partido.
Pese a su capacidad como administrador público, que le reconocen incluso sus contradictores, la falta de experiencia en temas relacionados con la seguridad, podría pesar en contra del nuevo ministro, según Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz. “No tiene la hoja de vida para ese cargo y las tropas no lo reconocen como alguien cercano a ellos”, afirma.
Para el consultor y analista internacional Jairo Libreros, esta supuesta inexperiencia no es cierta, pues Molano conoce los temas de seguridad especialmente los relacionados con acompañamiento social, lucha contra el narcotráfico y seguridad ciudadana, desde la labor que cumplió como concejal “haciendo seguimiento al trabajo que se realizó a la administración Peñalosa”.
Para Libreros, el presidente Duque tomó la decisión correcta. Según él, Molano, se ha desempeñado muy bien en cada uno de los cargos que ha ocupado.
Molano heredará grandes retos de sus antecesores, Guillermo Botero y Carlos Holmes Trujillo. Será el tercer ministro de Defensa, en los dos años y medio que completa el gobierno Duque.
Uno de los principales será disminuir el número de hectáreas cultivadas de coca, que fue prácticamente una obsesión para Trujillo. Pese a sus esfuerzos, la fumigación de cultivos, una de las principales aspiraciones del Gobierno, no ha podido aún retomarse porque no se ha cumplido aún con las condiciones que estableció la Corte Constitucional.
El reto para Molano será sacar adelante esa política en año y medio que queda del Gobierno Duque, pero por lo pronto, lograr que se reduzca el número de hectáreas cultivadas, pese a que, como dice Rosanía, “por cada hectárea erradicada, se resiembra otra igual”, añadió Rosania.
El segundo reto, es identificar y desarticular a los grupos armados ilegales, cada vez más atomizados, descentralizados y con capacidad para mutar muy rápido. “La gran tarea es mapearlos e identificarlos, porque existen zonas grises donde ni el Ejército ni la Policía saben con quién se enfrentan y a partir de allí combatirlos”, agregó el analista.
Esto está relacionado además con las masacres y los asesinatos de líderes sociales, que el año pasado según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) llegaron a 91 en todo el país, con 381 personas asesinadas en 23 departamentos.
Para lograr este objetivo, según Libreros, será muy importante que Molano pueda “retomar el liderazgo y la voluntad política para materializar los planes políticas y programas que ha definido el gobierno desde el primer año, que son la seguridad pública y seguridad nacional”.
Pues, según Libreros, en temas como el asesinato de excombatientes, líderes sociales, defensores de derechos humanos y las masacres en el país, demuestran una falta de coordinación en temas gerenciales, entre el ministerio de defensa, las autoridades locales y las fuerzas militares, por eso la tarea del nuevo ministro de defensa es gerenciar estas diferencias.
También será un reto fortalecer la confianza de los ciudadanos en la seguridad, pues aunque las autoridades muestran resultados positivos, las cifras de percepción de los ciudadanos siguen indicando lo contrario.
Pero todos estos, según dice Jorge Iván Cuervo, docente investigador del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales (CIPE), dependerá de un Plan Estratégico enfocado en recuperar la seguridad de las regiones. Según Cuervo, el problema no es de presencia de tropas, sino de estrategia y eficiencia para lograr mejores indicadores en esta materia.