El soldado Yilmar Alexis Guapacho Martínez, oriundo del Espinal, fue el militar que se salvó de morir al ser impactado en su casco blindado por un francotirador, que se presume, sería del ELN. Su elemento de protección, que pesa cuatro kilos, lo tiene, como dicen las abuelitas, “contando el cuento de milagro”.
El tolimense pertenece a la unidad motorizada del Grupo de Caballería Mecanizado N.°18 General Revéiz Pizarro de la Octava División del Ejército Nacional. El ataque ocurrió, cuando el militar prestaba seguridad con su pelotón en el Hospital Sarare del casco urbano del municipio de Saravena en Arauca, lugar donde atendían a otro uniformado que también había sido impactado en el pecho y abdomen, mientras desactivaba un artefacto explosivo.
El impacto
Guapacho Martínez recibió un disparo, que según información preliminar, fue realizado por un integrante del ELN que vestía de civil. El sujeto estaba en una de las viviendas del sector conocido como la Invasión. El francotirador, que impactó la parte delantera del casco del militar tolimense, con el hecho habría violado todos los protocolos de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, al usar edificios de civiles y poniendo en riesgo a las personas que estaban en el hospital.
De acuerdo con el Ejército, luego de recibir el disparo, el soldado que portaba todas las medidas de protección, tomó una posición defensiva para reaccionar junto con sus compañeros.
Es de destacar, que el uniforme, incluidos los equipos de protección, la comida, armas y munición que carga cada militar, tiene un peso aproximado de 40 kilos, elementos que portaba el tolimense en el momento del ataque, donde además había una temperatura a la sombra de 34 grados centígrados.
Así lo vivió
El militar de 30 años, indicó: “Fue tan duro el golpe que me dejó arrodillado, pero no perdí el conocimiento. No sé por qué, salía humo de mi casco, veía borroso; en ese momento solo pensé en mi hijo de cuatro años que es el motivo más grande para estar acá, mi esposa y en mis padres”.
Agregó el uniformado, que comprobó que el uso del casco es clave y aconsejó a sus compañeros de armas a utilizarlo para su protección y seguridad: “Es preferible que me duela la cabeza, sé que es tedioso el peso del casco y usted parado cuatro o cinco horas, a que de pronto lo maten a uno de un disparo en la cabeza”, concluyó.
Tome nota
El soldado habría sido impactado con munición calibre 7.62.