“Lo único que respiro es sangre tolimense”, reconoció Fernando Murillo Orrego, el mayor general de la Policía, quien dirige el Gaula Nacional. Es un bogotano con alma tolimense y su carrera ha estado ligada a este departamento que lo acogió como su hijo.
Murillo Orrego ingresó hace 33 años a la Policía Nacional, como indica él, para servirle al país. En diálogo con Q’HUBO, señaló que el 17 de enero de 1987 ingresó a hacer el curso a la Institución. Eran 346 compañeros, de los cuales hay seis generales, entre ellos él, que los representan.
“Esto es un trabajo de toda una vida, hoy gracias a Dios y representación de todos ellos. El paso a seguir, nuestra aspiración es llegar a general full de la Policía Nacional, siempre he entendido que: Los tiempos de Dios son perfectos, y sólo él sabe hasta dónde el país nos va a necesitar. Hablando de tiempos, acabo de ascender a Mayor General y son cuatro años para ascender al grado último de General Full, pero seguiremos de la mano de Dios trabajando por el país”, dijo Murillo Orrego, al recordar su reciente peldaño que escaló en su carrera de oficial.
En cuanto a su aspiración en la Dirección General de la Policía, señaló que: “Desde que uno entra en la Policía sueña con llegar a los más altos grados y creo que es un sueño cumplido ser general de la República, y también uno sueña con ser Director de la Policía, que es la alta dignidad en la Institución. Eso es un sueño y un reto”, confesó el Oficial.
Agregó que a Dios le ha pedido hacer bien las cosas, con los pies bien puestos sobre la tierra y lo más importante, hacer bien su trabajo desde el cargo que ostenta en la actualidad.
Lazos con el Tolima
El mayor general nació en Bogotá, pero creció en el Tolima, pues su progenitor era natural de Purificación. Su esposa Míriam Tatiana Sánchez es tolimense y sus hijos nacieron en la ‘Tierra Firme’. Además vivió en Ibagué después de pasar una época solo en Bogotá, donde inició sus estudios en un colegio militar, pero por orden de su papá regresó a ‘La Musical’, a terminar su bachillerato en el Instituto Manuel Murillo Toro, que quedaba en la calle 21 del barrio La Estación.
En cuanto al aspecto laboral, este alto oficial pasó por el Tolima, en primera instancia, en el grado de Capitán, hace 20 años, en una de las épocas más difíciles, de más violencia para el Departamento. Fue quien lideró el grupo de inteligencia y en un operativo para rescatar al entonces alcalde de Santa Isabel, Ancízar Giraldo, recibió cinco tiros y perdió a dos de sus hombres.
Ya hace nueve años dejó huella en la Ciudad Musical, en su paso más recordado por el Tolima, debido a que fue el primer Comandante de la naciente Policía Metropolitana de Ibagué en diciembre de 2011. En ese cargo se destacó por su trabajo con la comunidad, la implementación del modelo de vigilancia por cuadrantes y siempre hacerle frente a las críticas.
Trabajo destacado
Murillo Orrego se ha destacado también por su trabajo, el cual reconoce ha sido muy operativo. “El Tolima lo tiene claro, todos mis cargos en su mayoría, el 90 por ciento, en 33 años, han sido en grupos especiales a nivel de investigación criminal, inteligencia. Siempre combatiendo la criminalidad. Hemos vivido todas las épocas de la violencia desde el narcoterrorismo, todo lo que fue el tema del paramilitarismo, la guerrilla”, dijo.
Agregó que, “esto nos ha llevado a que este perfil, pues hoy como director antisecuestro lo estoy desarrollando desde la parte estratégica, cuando se mira los resultados de este año con más de 308 capturados por secuestro, más de dos mil 200 por extorsión, es el trabajo de mis hombres y mujeres, pero también la importancia de la experiencia que tengo a nivel operativo, que permite guiarlos para dar los mejores resultados”, reconoció Murillo Orrego.
Trabajo desde el ejemplo
A pesar de las críticas que recibe la Policía por algunos uniformados que se ven involucrados en delitos, Murillo refirió que, “como general la única forma para motivar a los hombres y mujeres policías, es que entendamos que cuando ingresamos a esta Institución es porque tenemos una vocación del servicio. Y esto no puede rayar y cruzar la delgada línea entre el bien y el mal”.
Fue enfático en afirmar que como policías, “venimos a servirle al país, servirle a la comunidad y ostentando esta investidura de autoridad no podríamos realmente estar generando situaciones que lleve a temas de corrupción, de abuso de autoridad, de indiferencia hacia el ciudadano o ineficacia a nuestro trabajo. Pues yo lo inculco y lo hago a partir del ejemplo. Una vida de 33 años trabajando las 24 horas, muchas veces sacrificando la misma familia o su tiempo libre para servirle al país. Y ellos (los policías) lo aprenden como lo hace un hijo a partir del ejemplo de un padre o partir del ejemplo que le dé uno como un General de la República”.
Refiere Murillo Orrego que, más que preocuparse por aquellos policías que son detenidos en actos de corrupción, lo hace por los héroes que entregaron la vida en cumplimiento de su deber y que por culpa de dos o tres funcionarios que utilizan el uniforme para delinquir, hacen quedar mal a la Institución.
Con voz firme aseguró que desde la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión, deben capturar a policías, porque “no cometieron un error sino un delito y tienen que responder ante la autoridad”. Y agregó que en la Policía no sólo se dedican a capturar delincuentes, también está el trabajo social, la ayuda que le prestan a las poblaciones vulnerables que en ocasiones no son reportadas en las noticias.
Un legado al servicio del país
La vida del Mayor General ha estado marcada por su amor al servicio del país. Así lo señala cuando habla del paso de su padre por el Ejército, su propia vocación y la que ahora tiene su hijo Juan Manuel Murillo Sánchez.
Las tres generaciones han vivido la violencia de frente, como lo indica el alto oficial. Su progenitor en 1965 ingresó a prestar el servicio militar en el Batallón Palacé en Buga (Valle del Cauca). El 24 de diciembre de ese año estalló una bomba dentro de esa guarnición militar, hubo muertos y su papá salió herido.
“Cuento esta anécdota, porque curiosamente en el año 2000 se me presenta la emboscada siendo capitán quedando gravemente herido, y así como mi papá continuó con su vida militar y se pensionó como sargento primero, yo también me vi motivado después de salir lesionado a continuar creciendo institucionalmente y sirviéndole al país”, dijo.
Y agregó que, “cosa curiosa que en el atentado a la Escuela General Santander también estaba mi hijo estudiando, queriendo ser oficial de la policía y me impresionaba mucho verle ese amor hacia la Institución, hacia el país. Decidió continuar con esa experiencia de vida como oficial”.
Recordó Murillo Orrego, que el día del atentado, en enero de 2019, estaba en Cali en una reunión de comandantes del Gaula y las primeras informaciones que recibió no daban cuenta de la magnitud del atentado. Por fortuna su hijo, quien estaba a 500 metros de donde estalló el carrobomba, salió ileso y como familia decidieron que debía continuar con su carrera y en la Escuela.
“Digo que mi hijo en tres años de escuela ha vivido lo que no he vivido yo en 33 años de servicio. Primero, una acción terrorista de cerca, y segundo, el tema de la pandemia. Son dos escenarios difíciles para iniciar la carrera institucional”, refirió el tolimense, quien reconoce la madurez de su hijo, a sus 23 años y que según él, tiene claro su futuro, lo que quiere hacer de su vida y el servicio a la comunidad.
Lo que más le enorgullece a este tolimense de corazón es que, “este año, el 8 de diciembre, cuando yo asciendo a mayor general, él (su hijo Juan Manuel) asciende a subteniente de la Policía. Es algo bonito, algo que nunca se había presentado, donde un General de la República se acerca ya a su retiro asciende a esta alta dignidad y al mismo tiempo su hijo empieza una nueva vida institucional. El relevo generacional”, dijo Murillo Orrego.
De su hijo, además confiesa, desde el comportamiento hasta en lo físico decidió ser policía, “todo mundo dice que es la misma estampa del papá”, añadió.
Entre risas habló de su hijo menor, quien para su familia es un ‘buenavida’, quien es muy diferente a él. Estudia derecho, discute todo y ese proyecto de vida también los tiene contentos como familia.
El reto de trabajar en pandemia
Murillo Orrego reconoce que trabajar durante esta época de pandemia por el Covid-19, es difícil para los policías que por su labor están en la primera línea de contagio. Al interior del Gaula se han contagiado 350 miembros de mil 400 que tiene bajo su mando. Como Institución siguen todos los protocolos y cuidan a los uniformados con una condición de salud especial.
Además es la primera vez que “nos encontramos a un enemigo, como se dice invisible, que no sabemos dónde está, cómo atacarlo. Se nos convierte en un trabajo de mucho riesgo, mayor al que ya teníamos”, aseguró el alto oficial.
Incluso él mismo se contagió cuando viajó a Paraguay para una comisión por el secuestro de un exvicepresidente. “El proceso fue con síntomas leves. No todo el mundo tiene esa oportunidad y ante todo encomendarnos a Dios; segundo, hacernos los tratamientos pertinentes y tercero, la condición física y mental de uno ayuda mucho para que realmente pueda salir adelante”, afirmó.
Y agregó: “Hemos aprendido a tomar todas las medidas que corresponden a tener una disciplina social y familiar, un autocontrol para evitar que por irresponsabilidad de uno, así sea cumpliendo con el deber vaya a terminar afectada la familia”.
Su pensión
Con la seguridad que lo caracteriza, refirió que cuando se pensione, después de tantos años de servicio, desea tener el tiempo para dedicárselo a su esposa, su compañera de vida que lo ha acompañado a todos los sitios donde ha trabajado.
“Siempre he sido una persona que donde me han trasladado hemos estado viviendo con la familia, primero echo la familia en el camión y luego echo el trasteo. Y eso está significado en que Juan Manuel conoció 13 colegios en el país, en 13 ciudades diferentes”.
Y sin titubear enfatizó dónde pasaría su jubilación: “No hay que dudarlo, Ibagué, todo el mundo dice hoy por hoy que Ibagué es el mejor vividero y es una realidad. Por la gente, el clima, lo cerca a Bogotá, por lo que representa el Tolima para el país. Es una realidad, a veces los tolimenses no sabemos lo que tenemos”, concluyó Murillo Orrego.