Los cuerpos de Yulieth Andrea Tuberquia, Nelson Antonio Góez Manco, Alveiro Úsuga Uribe y Eliécer de Jesús Manco Úsuga fueron entregados este martes por la Jurisdicción Especial para la Paz, la Fiscalía General y el Instituto Nacional de Medicina Legal a sus familiares, tras décadas de incansable búsqueda.
El trabajo de las entidades permitió avanzar, de forma acelerada, en la identificación de los cuerpos entregados este martes. Según información recolectada por la JEP, solo en Dabeiba hay más de 600 personas que habrían sido desaparecidas en el marco del conflicto armado.
En una ceremonia solemne realizada en el parque central de este municipio antioqueño, se llevó a cabo la entrega digna de estos cuatro cuerpos a sus familias.
En esta jornada participaron el magistrado Alejandro Ramelli, presidente de la Sección de Ausencia de Reconocimiento de la JEP; José Salomón Strusberg, director de Justicia Transicional de la Fiscalía; Jorge Arturo Jiménez Pájaro, director de Medicina Legal y representantes de autoridades departamentales y locales.
Esta ceremonia, presidida por la JEP, se llevó a cabo dentro de los macrocaso 03, conocido como el de “falsos positivos” y el 04 que prioriza la región de Urabá. A la fecha, 15 integrantes de la fuerza pública, de diversa graduación, han rendido versión sobre los hechos relacionados con Dabeiba.
Dos de los cuatro cuerpos identificados y entregados este 10 de noviembre fueron exhumados durante las diligencias que la JEP realizó en diciembre de 2019 y en febrero de 2020 en el cementerio Las Mercedes.
A la fecha los peritos de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP han reportado 54 hallazgos forenses. En este proceso, la JEP ha contado con el acompañamiento permanente de la Procuraduría General.
Los hechos
Dos de las víctimas de desapariciones forzadas identificadas, Alveiro Úsuga Uribe y Eliécer de Jesús Manco Úsuga, de 14 años, fueron retenidas y posteriormente asesinadas el 14 de noviembre de 1997, tras una incursión paramilitar en la vereda Llanogrande de Dabeiba.
“A mi casa fueron como 50 hombres, yo me volé de milagro y me salvé porque me tiré al rastrojo y ellos no me vieron”, denunció un familiar a la Fiscalía en 2008 después de superar el temor de tantos años para poner en conocimiento de las autoridades estos hechos.
De acuerdo con los investigadores, los patrones macrocriminales identificados en los homicidios de Alveiro Úsuga Uribe y Eliécer de Jesús Manco Úsuga concuerdan con las características que presentan las víctimas de los llamados “falsos positivos” y desapariciones forzadas que investiga la JEP. Tras la incursión del grupo armado en la vereda Llanogrande en 1997, ambas víctimas fueron retenidas a la fuerza y horas después encontradas muertas con impactos de arma de fuego.
Eliécer de Jesús, de 14 años, quien murió por un impacto de proyectil detrás su cabeza fue inhumado como persona no identificada en una fosa común. Aún faltan por hallar los cuerpos de su padre Félix Manco Durango y el de su hermano Wilson Jairo, quienes fueron desaparecidos esa misma noche. La JEP está empeñada en esta búsqueda.
A Alveiro Úsuga Uribe, quien fue sepultado como persona no identificada junto con Eliécer de Jesús, fue el primer miembro de la comunidad que fue retenido por el grupo armado la noche del 14 de noviembre de 1997.
Según relataron varios testigos que presenciaron los hechos, también le endilgaron, de acuerdo con el reporte de la policía judicial para la época de la diligencia, tener en su poder: “2 escopetas, un revolver, 5 cartuchos, 2 granadas, una mina, un tarro de metralla y 120 cartuchos de fusil AK 47”.
En su momento, estos hechos fueron investigados por la justicia ordinaria, la justicia penal militar y por Justicia y Paz de la Fiscalía, pero, gracias a los aportes a la verdad plena de los miembros de la fuerza pública en la JEP, estos crímenes ya están siendo esclarecidos.
Toma de muestras
La identificación de Tuberquia, de 16 años, y Nelson Góez fue posible gracias a la toma de muestras de ADN que en Dabeiba ha impulsado la JEP con el Instituto Nacional de Medicina Legal.
El cuerpo de la menor había sido recuperado por la Fiscalía, pero gracias a la recolección del material genético de su familia se logró su identificación. Eso mismo ocurrió con el cuerpo del señor Góez.
La información tomada en la jornada de febrero pasado en el municipio permitió contrastar los datos con los de un cuerpo que el Comité Internacional de la Cruz Roja había exhumado en Nariño y vincularlo con la investigación que venía realizando la Fiscalía General.