Negocios dedicados a alquiler y venta de disfraces atraviesan tremenda crisis

Laura Martínez. Aunque algunos sectores de la economía ibaguereña se han ido levantando tras el cese de actividades provocadas por la aparición del Nuevo Coronavirus, hay otros que no despegan y temen quedar en la quiebra. Es el caso de los negocios dedicados al alquiler de disfraces, quienes con el cierre de colegios y el toque de queda que se avecina para la celebración de Halloween, ven tambalear sus sueños y esfuerzos de salir adelante. 

Negro panorama

La temporada para los almacenes dedicados al alquiler y venta de disfraces comenzaba desde marzo, cuando los colegios iniciaban las presentaciones artísticas  y distintas actividades culturales. No obstante, este año se borraron del calendario las fechas especiales y solo hay preocupación y zozobra en este sector del comercio. 

La cancelación de las fiestas de junio fue un duro golpe económico para estos comerciantes y ahora, sin la celebración del 31 de octubre, viven el terror en carne propia. “Tratar de sostenernos ha sido muy duro. No abrimos en marzo porque empezó la pandemia, luego llegó junio y tampoco pudimos abrir y teníamos la ilusión de recuperar algo en octubre, pero con la decisión que tomó el Alcalde la gente no quiere venir y al cerrar las discotecas los adultos tampoco se van a disfrazar”.

“ Nos han dado plazos para pagar el arriendo, pero estamos alcanzados, afectados por completo. Las personas que vivimos de esto vamos a tener que entregar locales, estamos enfermos porque se nos vino una bola de nieve encima”, sostuvo Brenda Casallas, propietaria del almacén Disfracémonos, el cual funciona hace 11 años en la cuarta Etapa del barrio Jordán, pero como hace parte de una herencia familiar, acumula 19 años en Ibagué. 

El panorama que describe Brenda no es ajeno para otros comerciantes del sector, a quienes la fantasía de Halloween se les convirtió en una horrible pesadilla. “No hay ingresos, solo hay gastos y la situación se complica a medida que pasa el tiempo”, agregó Amparo Cruz, quien trabaja en el local denominado Mi Disfraz, ubicado sobre la manzana tres de la cuarta Etapa del Jordán. 

¿Qué dicen las familias? 

Q’HUBO consultó con algunos padres de familia sobre la forma en que vivirán este año el 31 de octubre y la mayoría estuvo de acuerdo en la medida adoptada por el alcalde Andrés Fabián Hurtado de decretar toque de queda. No obstante, hay quienes pensando en la salud mental e integridad de sus hijos decidieron trasladar la fiesta de disfraces a la casa. “Yo creo que otra forma de cuidarlos ese día es haciendo que ellos vivan la fiesta de disfraces como siempre. A mi hijo lo voy a disfrazar porque quiere verse como el personaje que le gusta y le vamos a comprar dulces para que no sienta el impacto. Los niños son los más afectados en esta pandemia y nadie los tiene en cuenta. Con el virus se están formando niños antisociales y reprimidos”, sostuvo Daniel Díaz, quien optó por cotizar un traje para que su hijo viva Halloween desde la casa. 

Camilo Guzmán, residente de la comuna 7 de Ibagué, habló con Q’HUBO sobre el toque de queda que comenzará el sábado 31 de octubre a partir de las 4 de la tarde y culminará al día siguiente. “Yo creo que el alcalde debió extender el toque de queda durante todo el fin de semana porque son nuestros niños los que están en riesgo. Aquí la gente no es responsable y el cuidado depende de todos, así que es importante tomar medidas más drásticas en favor de nuestros niños”, aseveró. 

En virtud de que este año la fiesta esperada por los niños se vivirá desde el seno del hogar, los empresarios dedicados a la venta y alquiler de disfraces optaron por ofertar los trajes que tienen en el inventario para que los precios se ajusten a la economía de los padres de familia y así permitirle a los más pequeños sentirse en la piel de sus héroes favoritos o sus princesas encantadas. En el recorrido que efectuó esta redacción, se cotizaron trajes desde 20 mil pesos. 

TENGA EN CUENTA

El toque de queda decretado por la Alcaldía de Ibagué para este 31 de octubre rige desde las 4:00 p.m. de ese día y hasta las 4:00 de la mañana del primero de noviembre. Cabe resaltar que los bares tampoco tienen autorizado organizar eventos alusivos a la fiesta de Halloween.

Algunas entidades como la caja de compensación Comfenalco programaron actividades virtuales con rifas y concursos para amenizar la fiesta de los niños desde la comodidad de sus casas. A su vez, el centro comercial La Estación entregará dulces a domicilio, en las casas de los niños que se inscribieron. La secretaría  de Cultura municipal también preparó una agenda con 20 eventos que se desarrollarán de manera virtual, entre los que se destacan obras de teatro, lectura de cuentos, proyección de películas, manualidades, actividades lúdicas, entre otras. 

Almacén Mi Disfraz 

Con venta de tapabocas y otra clase de ‘rebusque’, se han sostenido los propietarios del almacén Mi Disfraz, ubicado sobre la manzana Tres de la cuarta Etapa del barrio Jordán.

En julio volvieron a abrir sus puertas luego del confinamiento, pero los clientes aún no llegan como antes. “En otros años teníamos una buena parte de la mercancía ya separada para el alquiler, desde mediados de octubre. Ahora los pocos clientes que llegan pasan a cotizar solamente y en gran parte optan por comprar el disfraz para protegerse. Estamos en una profunda crisis y lo más complejo es que el alcalde nunca ha tenido en cuenta a este sector de la economía. Solo vinieron a verificar que cumplimos con los protocolos”, confirmó Amparo Cruz, empleada de la tienda de disfraces.

Para mitigar de algún modo el saldo en rojo de su economía, el almacén ofrece los trajes en alquiler totalmente desinfectados y a un precios que asciende de 25 mil pesos. Para la venta, se consiguen desde 60 mil. “Nos tocó bajar los precios para lograr que las personas se interesen en no dejar pasar desapercibido el 31 de octubre e impulsar así nuestra economía”, concluyó la mujer, quien además reveló que el almacén Mi Disfraz está en el mercado desde hace ocho años. 

Almacén Disfracémonos 

Hace al menos 19 años comenzó el emprendimiento de una familia ibaguereña que encontró en la venta y alquiler de trajes un proyecto de vida. El sueño se inició con 10 disfraces y ahora, con la administración de Brenda Casallas, hay ocho mil atuendos. Sin embargo, el Nuevo Coronavirus se convirtió en el ‘villano’ de esta historia que hoy su propietaria siente desvanecer. “Ya tenía una sucursal, pero me tocó entregar el local debido a la pandemia, para tratar de sobrevivir con uno solo. Esta situación nos ha afectado hasta el punto de enfermarnos porque debemos cuatro arriendos, se han esfumado proyectos y no vemos una salida. Uno espera octubre con la ilusión de seguir creciendo, pero pasamos de recibir casi tres millones diarios a 20 mil por cuenta del virus. Generábamos 11 empleos y ahora todos estamos en el limbo”, comentó Brenda, quien optó por vender alcohol, tapabocas y otros productos, sin lograr levantarse con esa alternativa. “Con dos mil pesos que vale un tapabocas uno no logra cubrir un arriendo que cuesta un millón de pesos mensuales”, indicó la comerciante.

Almacén Disfrázate 

Hace 27 años se creó el negocio familiar Disfrázate, el cual ha pasado de generación en generación con el mismo propósito de llevar alegría y diversión a través de la ‘piel prestada’ de los disfraces. Hoy, en medio de la pandemia, una de las colaboradores del lugar  le contó a Q’HUBO lo complicado que es mantenerse en pie de lucha durante este tiempo de pandemia. » Esta pandemia nos ha afectado mucho porque la demanda de los padres de familia y colegios con respecto al alquiler de trajes disminuyó en más del 80 por ciento, en comparación con los años anteriores donde a estas alturas ya teníamos filas de clientes llevando sus atuendos para el día de Halloween», sostuvo, María Amparo Rocha. 

Disfrázate es una empresa que acostumbraba a contratar al menos 10 personas en temporada, pero esa cifra se redujo a solo una empleada.» Esta es una empresa que le ha dado empleo a mucha gente, eran al menos 12 colaboradores los que recibían su sustento gracias a este negocio y ahora está parado todo. Los clientes no quieren alquilar porque prefieren comprar, así que bajamos los precios para poder trabajar y aguantar un poquito. Alquilamos disfraces desde 20 mil pesos y comprados hay a partir de $40.000″, concluyó la colaboradora del sitio. 

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