Hace cinco años, con 150 mil pesos en el bolsillo, Jhonatan Mendoza Rivas empacó maleta y emprendió viaje hacia el extranjero.
Ecuador fue su primer destino, tenía pensado llegar a Chile, pero el dinero no le alcanzó. Sus planes eran estudiar gastronomía y encontrar empleo en un reconocido restaurante u hotel, no obstante, el camino le cambió el rumbo.
Un mes después de haber salido del País y cuando aún el futuro era impredecible, se llevó a su esposa Claudia Valverde. Tuvieron muchos empleos, pero un día una persona les dijo que había una oportunidad de estudiar Auxiliar de Enfermería, el curso costaba 50 dólares y ella, que siempre había querido ser enfermera, lo motivó para que se inscribieran.
Después estuvieron en Perú, pero como se les terminó el tiempo de estadía por seis meses y no tenían contrato de trabajo, retomaron el camino hacia Colombia.
A pulso
Sin embargo, una vez más el destino les tenía un nuevo camino por emprender. Llegaron hasta Leticia, a la frontera entre Colombia, Perú y Brasil y allí se quedaron. Instalaron un puesto para medirle la presión sanguínea a los turistas y de eso vivieron varios meses.
Una persona les enseñó las palabras básicas del portugues para que pudieran comunicarse y como si la vida les tuviera un propósito, un día les dijeron que había disponibles unas becas que cubrían el 75 por ciento para estudiar enfermería.
Sin dudarlo se inscribieron y superando los obstáculos del idioma, la discriminación de sus compañeros de estudios, entre otros, salieron adelante y se graduaron como técnicos en enfermería de emergencia.
Abrieron campo
Hace más de dos años, sin recomendaciones y a puro esfuerzo, lograron ingresar a trabajar al Hospital General Fortaleza Ceard, ubicado al noroeste de Brasil. Él trabaja en el área de obstetricia y ella en el de cirugía. Son los dos únicos colombianos en el centro médico y poco a poco se han ganado el respeto y el cariño de sus compañeros.
El reto más importante para ellos ha sido enfrentar como profesionales de la salud la pandemia del nuevo coronavirus en un país que registra más de 150 mil fallecimientos.
“Los contagios han bajado de manera significativa, pero es muy duro recibir una persona en urgencias, al otro día verla intubada y al día siguiente muerta. Por supuesto el ánimo se afecta, pero lo importante es siempre salir adelante”, expresó Jhonatan, quien hace pocos meses arrancó un nuevo camino hacia la Psicología.
“COMO IBAGUÉ NO HAY DOS”
“Desde acá le enviamos un mensaje de esperanza a los jóvenes ibaguereños, que luchen por sus sueños, siempre respetando su vida y la de los demás”, expresó el ibaguereño.
Y agregó: “En Ibagué vive una parte de nosotros, están nuestras familias, nuestros hijos. Llevamos años sin verlos (…) extrañamos también los tamales, la lechona, bailar el sanjuanero y hasta el pito del señor de la mazamorra. Disfruten la ciudad porque el ambiente, el clima y la tranquilidad no se encuentran en ninguna otra, ni en Brasil”.