Después de un año de sufrir malos olores, constantes inundaciones, propagación de zancudos y hasta problemas económicos los residentes de la Calle 15 número 10 – 42 del barrio Ricaurte, parte alta, anhelan que los trabajos que inició el día de ayer la empresa de Acueducto y Alcantarillado Ibal, sean el fin de la pesadilla que han vivido a causa del colapso de la red de alcantarillado.
Viven inundados
Julieta Rojas, habitante del sector, relató que hace un año el alcantarillado de la zona colapsó, “en un inicio los sifones se taparon, luego las aguas empezaron a rebosar y después todo se empeoró y quedamos con este encharcamiento de aguas negras que salen de todas las viviendas. Llevamos todo este tiempo sufriendo malos olores, inundaciones y hasta las fallas estructurales que ya afectan nuestras viviendas por la humedad”. Concluyó Julieta Rojas.
Q’HUBO evidenció que varias viviendas fueron desalojadas a causa de la problemática que se convirtió en un riesgo para la salud y la integridad de los habitantes del lugar.
“En mi vivienda residimos una persona de la tercera edad y yo que sufro de una enfermedad terminal, tuvimos que deshabitar el primer piso, porque los olores eran insoportables y eso terminó afectando nuestra salud” afirmó Eriberto Aldana, habitante del sector.
Un largo proceso
Durante los doce meses que esta comunidad ha sufrido esta difícil problemática, la señora Julieta se apropió del proceso y presentó ante el Ibal diferentes requerimientos que según ella no fueron escuchados. Luego de varios tropiezos, con el apoyo del concejal Javier Mora y su bancada, la ciudadana interpuso una acción de tutela que salió a su favor. Sin embargo, la comunidad tuvo que esperar varios meses para que le pusieran ‘mano’ a la piscina de agua negra con la que conviven.
Iniciaron los arreglos
Ayer la empresa de Acueducto y Alcantarillado hizo presencia en la zona, para realizar un análisis de la problemática que afecta a las más de seis familias que aún viven en el lugar, y así dar inicio a los trabajos de reparación. Al cierre de esta edición en el lugar ya una cuadrilla del Ibal iniciaba los trabajos.
Tuvieron que desalojar
Debido a las constantes inundaciones, varios de los residentes de las casas ubicadas en la calle 15 tuvieron que abandonar las viviendas, pues los malos olores se volvieron insoportables y el riesgo de enfermedades respiratorias estaba latente entre la comunidad.
Esta situación generó que los propietarios de los inmuebles sufrieran pérdidas económicas, pues llevan más de seis meses sin poder arrendar las casas.
Cifra: 15 mil pesos diarios tenía que pagar la señora Julieta a un trabajador para que drenara el agua.